Capítulo XVI (Parte 2)

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~ ♥ ~

No sé porque fui para allá, no sé porque pensé que no encontraría respuestas. Sabía que de este encuentro no saldría nada bueno, con Jefferson todo puede ser salir bien por dos segundos y al siguiente te sorprende. Fui a buscar una razón, un motivo para seguir viéndolo sin tener que sentirme mal por Leo pero me equivoqué: Aún amaba a Jefferson y por eso mi primer impulso al verlo era darle un beso. ¡Pero que bomba me había soltado!

Él me había visto, él sabía lo que me harían, él pudo haberme sacado de ahí pero no: Prefirió que yo intentara escaparme sabiendo las pocas posibilidades de que se cumpliera mi libertad. Llamé a Jessica para decirle que ya había terminado, ya que ella fue la que me trajo a casa de Benjamín, y que me esperara en casa de Samantha.

Unas horas más tarde.

Miraba la televisión en la sala cuando escuché un sonido familiar. Apagué la TV y me asomé por la ventana del estar: Leo había llegado. Subí a colocarme unas zapatillas y acomodé un poco mi pelo, sonó el timbre cuando venía bajando.

-Hey, no te esperaba por aquí. Pensé que saldrías con Jackson.-Él sonrió.

-Pues, me preguntaba si quisieras dar una vuelta por los alrededores en bicicleta y luego ir a ver a los muchachos en el parque.

-Seguro, iré a buscarla.-Me detuvo cuando iba a entrar de nuevo a la casa.

-¿Y quién dijo que usaríamos otra bicicleta?-Volvió a sonreír y fue a sacar su bici del carro.

-¿Y dónde piensas que me montaré?-Le pregunté cuando se montó.

-Bueno... puedes imaginártelo. –Me sonrió y supe donde montarme: En el manubrio. Lo miré y él seguía sonriendo, me besó.- Ahora, sostente fuerte porque esto no será fácil.-Reí y volvió a besarme.

Mientras íbamos dando unas vueltas por el vecindario, recordé cuando conocí a Leo. Sí, era algo tímida cuando Jessica me lo presentó aquel día que estudiamos en su casa, él era un año mayor y era el hermano de Samantha. Es atractivo, de ojos azules y pelo largo despeinado de color dorado, con una sonrisa que derretía todo a su paso y de rostro ovalado. Fuimos amigos por siete meses y cuando me dijo para que tuviéramos una cita, lo rechacé: No estaba lista para salir con alguien en aquel momento, me sentía más extraña que nunca con que alguien me invitara a salir. Al final, lo intenté: Estaba más que nerviosa, llegué al café y lo vi ahí sentado con una sonrisa; fue un caballero y al rato nos encontrábamos riendo, aunque después recordaba que estaba en una cita y comencé a decir menos. Él al darse cuenta, me preguntó por qué dejé de hablar si le gustaba escucharme, le gustaba mucho cuando hablaba, confesó que el sonido de mi voz fue lo que le atrajo en primer lugar. Yo solo me sonrojé, encogiéndome de hombros, y entonces nos fuimos del café. Me llevó a mi casa y antes de entrar, me besó en la frente y no pude evitar invitarlo a cenar. Unos meses después, en un acuario, después de ver un espectáculo de delfines, me preguntó si quería ser su novia y le dije que sí dos días después: Necesitaba pensarlo bien para luego aceptar ese reto.

-Hey, ¿Qué te parece si vamos al cine la otra semana? Si quieres le dices a tu amigo y así se integra al grupo.-Lo miré sorprendida de ese comentario.

-¿En qué sentido te refieres al "integrarse" al grupo?-Él se detuvo al ver que me había tensado. Me bajé y ahora íbamos caminando hacia mi casa.

-Pues, él dijo que acababa de llegar a la ciudad y me parece una buena idea llamarlo y decirle que salga con nosotros, si tú quieres claro.-Sonrió.

¿Debería? No pero por otra parte... No, una vez lo hice y no terminó nada bonito. Hazlo, dale celos. ¿Y por qué debería darle celos? No quiero involucrar para nada a Leo. ¿Y si le demuestras que estás bien sin él? Como tú dijiste: Ser amigos, ¿no? Las cosas que Dizzy me proponía siempre me confundían pero de alguna forma ella tenía razón la mayoría de las veces. No me gusta verlo sufrir. Deja de ser tan blanda y demuéstrale que estás mejor sin él, demuéstrale a Jefferson que eres feliz. ¿Él no había dicho una vez hace mucho tiempo que lo mejor que podías darle era tu bienestar? ¿O tengo que recordarte que te abandonó? Maldita sea contigo Dizzy, ¿Cómo puedes tener la razón y a la misma vez equivocarte? Yo siempre tengo razón, tú eres la que hace el movimiento en la tabla de ajedrez de tu vida. Suspiré mentalmente y le dije a Leo:

16: La vida de Elizabeth Collins y Jefferson StanWhere stories live. Discover now