Capítulo XVII (Parte 1)

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 Dos semanas fueron lo necesario para que pensara en el encuentro inesperado en el restaurante. Apuesto a que aquel día, Jefferson estuvo despierto toda la noche como yo lo estuve, que caminó por todo el cuarto y miró varias veces por la ventana como yo lo hice, que se sintió celoso como yo, que sabía lo cuán estúpida fui con aquella discusión como yo y que sabía que todo era gracias a mi maldito orgullo. Estuve tentada a llamarlo esa misma noche, estuve tentada de ir directo a su casa y decirle lo mucho que lamentaba esa discusión pero entonces estaba Leo. Recordé aquella vez cuando lo obligué en el centro a que me hablara cómo era que podía quererme a mí y a Amelie a la vez, me dijo que él no lo sabía, que sentía como si tuviera una clase de interruptor que se apagaba cuando estaba con una de nosotras olvidando a la otra: Así me sentía yo. Pienso en Jefferson y me olvido de Leo, pienso en Leo y olvido a Jefferson. Ya veo porque a Jefferson le costaba realmente dejar a Amelie y todo era por el mismo motivo que yo tenía: Queríamos a nuestras parejas.


Pero hoy era distinto, hoy no era hace dos semanas atrás. Agarré el celular y marqué rápido su número. Cuando ya estaba a punto de colgar arrepentida porque no contestaba, atendió.

-Por algo te dije una vez que eras una caja de sorpresa, ¿qué tal Elizabeth?-Dijo.

-¿No interrumpo nada?-Pregunté.

-Solo un maratón de Star Trek pero nada importante, ¿por?-Suspiré.

-Porque me alegra escuchar que estás bien y es bueno oírte.

-¿No estás con Leo?-Me senté en la cama y sonreí, extrañamente lo hice.

-No, no estoy con él. ¿Y tú estás con Tania?

-No, no estoy con ella. Está trabajando, sabes que su turno es en la noche.-Aún me preguntaba como hacían esos dos para equilibrar la relación si él trabajaba de día y ella de noche.

-Lo sé, se me había olvidado.-Unos segundos de silencio bastaron para que yo comenzara a dudar de este asunto.

-Pon el celular en altavoz, ya yo lo tengo.-Hice lo que me pidió y no había escuchado que en el fondo estaba sonando una canción.

-¿Qué escuchas?

-Your Song de Elton John. Acabo de ponerla. –Sonreí.- En fin, ¿a qué se debe la llamada?

-Puedes decir "te lo dije" todo lo que tú quieras, te estoy dando el permiso para que lo hagas.

-¿Y por qué diría "te lo dije"?

-Porque te extraño. Estando sola aquí, pensé en el encuentro de hace dos semanas y me di cuenta que te necesito a mi lado, que te quiero como nunca lo había hecho antes y que nadie te puede reemplazar. Es difícil Jefferson, ahora sé cómo te sentías cuando yo estaba en el centro y tenías a Amelie pero creo que estoy dispuesta a terminar con Leo si me dices que aún me quieres, que aún me quieres como antes, que aún quieres que me quede porque si es así, lo haré. Por más que intente vivir sin ti, en las noches pienso en viejos recuerdos y lloro dándome cuenta de lo cuan vacía me siento. Sé que fui estúpida cuando discutí contigo aquella vez y te dije todas esas cosas y lo siento: Nunca quiero perderte, las palabras que te dije aquella vez en la playa me gustaría volverlas a repetir para que veas que no miento. –Suspiré.- Hice un gran lío, siempre meto la pata de alguna forma y aunque sepa que es mejor así, en el fondo me arrepiento de todo. En el segundo que me marché de tu casa, lloré y... Demonios Jefferson, te amo. Ese siempre ha sido mi gran problema, quererte demasiado y tal vez sea por eso que digo todo las barbaridades que suelto de vez en cuando: Nunca me había sentido así.-Varios minutos de silencio comenzaban a indicar dos cosas: Pensaba en un rechazo o en...

16: La vida de Elizabeth Collins y Jefferson StanWhere stories live. Discover now