Capítulo XVI (Parte 3)

889 47 0
                                    

Tres semanas después.

Tres semanas perfectas: Elizabeth y yo hablábamos de vez en cuando y hace unos días la había invitado a tomar un café para ponernos, finalmente, al día. Estuvimos hablando por horas, estuvimos ahí durante unas tres e inesperadamente largas horas. Cuando llegó, odié el hecho de no poderla besar: Se veía realmente hermosa y no sé si lo hacía a propósito o realmente le gustaba andar así.

Se sentó en frente de mí con una enorme sonrisa en el rostro.

-¿Y a qué se debe la felicidad?-Le pregunté.

-Nada. –Seguía sin quitar la sonrisa.- ¿Ya pediste los cafés o me esperabas?

-La segunda opción, pensé que también ibas a comer algo y no me dirás el motivo de que estés así, ¿verdad?

-No es nada.-Acomodó unos mechones detrás de su oreja.

-Dime.-Sonreí y se sonrojó.

-Me encontré con mi hermano y me dijo que la otra semana mi hermana se casaría.

-Vaya, felicidades pero eso aún no explica tu cara.-Casi se me sale un "linda" antes de lo último.

-Pues, le dijo a Adolf que si llegaba hablar conmigo, además de decirme la noticia, que me dijera que yo sería su dama de honor. –La abracé por encima de la mesa y ella me correspondió rápidamente para volver a sentarse, revisando su celular por dos segundos.- ¿Ahora piensas contarme la historia de la cadena dorada?-Una chica se nos acercó y yo pedí solo un café mientras que ella pidió un brownie y agua.

-¿Te acuerdas?-Ella se sonrojó y lo intentó cubrir con su pelo. Como extrañaba ese gesto.

-Así como yo me acuerdo de esos pequeños detalles, ¿no te fijaste que aquel día tenía un tatuaje en el pie?

-¿El sol y la luna? Sí, si los vi. –Sus ojos brillaron y me sonrieron.- ¿Cuándo te lo hiciste?

-Fue en una pequeña salida con mis amigos, unos días antes de la prom night, porque habíamos decidido hacernos unos tatuajes antes de la graduación. No, no todos tenemos el mismo diseño, el punto era hacerlos todos juntos pero con diferentes modelos. ¿Dejarás de evadir el tema del tatuaje?-Reí.

-Después de que me digas el motivo del tuyo.

-Son mis dos lados: El sol representa la alegría, lo radiante y feliz que puedo ser y la luna es el misterio, belleza y lo cambiante.

-Sí, apruebo totalmente ese concepto.-Rió.

-Déjame adivinar, ¿la cadena dorada tiene que ver con fuerza?

-Con valor, con fuerza y ser irrompible. –Casi coloco mi mano sobre la de ella.- Lo dorado significa que ya no más, si tenía algo que decir lo diría y siempre sería algo bueno, algo que no hiriera, algo que diera fuerzas.-Suspiré.

-¿Qué?

-Me matarás.

-Tiene que ver conmigo, ¿verdad? –Sonreí y su rostro cambió.- ¿En serio? Ya va, ¿realmente yo soy...?

-Pensé en ti cuando le decía la idea al hombre.-Se llevó una mano a la boca, sorprendida.

La chica llegó con nuestros pedidos y Elizabeth aún no sabía que decir.

-¿De...? –Asentí.- Estás realmente loco, Ben.-Me mordí el labio para no soltar un "por ti".

-Me inspiras Elizabeth, ¿qué puedo decirte? Tu valentía es algo que pocas personas tienen.-Dije recordando el primer beso que nos dimos después del reencuentro. Ella se sonrojó.

16: La vida de Elizabeth Collins y Jefferson StanWhere stories live. Discover now