32 ~Mal regalo de cumpleaños.

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32 ~Mal regalo de cumpleaños.


Nathan 

Antes de poder escaparme, los guardias de papá me habían atrapado, motivo por el cual terminé conociendo a la bellísima -e impulsiva- Reyna Winnick. También me vi obligado a ir de vuelta a la gala, donde ahora me encontraba jugando póquer con nada más y nada menos que la familia de mi prometida. 

Bajé mis cartas desganado. El resto de los jugadores me imitaron. 

-Eres bueno jugando -me aduló uno de los sujetos en la mesa.

Sonreí por cortesía. En realidad jugaba pésimo, pero no podían decir que el hijo del anfitrión (y dueño de un casino) apestaba.

-Quizás el juego de Nathan se entorpeció porque alguien lo distrae... -dijo con picardía la madre de Reyna.

Alcé mi vista y me encontré con los penetrantes ojos de Reyna. Ella también estaba jugando, justo al otro lado de la mesa, demostrándole a los invitados lo buena jugadora que era. Pude conocer lo básico de ella en el poco tiempo que llevábamos juntos; bella, educada, lista... impulsiva.

Bajó las cartas y mostró su juego. Había ganado.



Flashback

Reese bajó sus cartas y me miró sorprendida cuando yo bajé las mías. Volvió a mirar las suyas y cuando comprendió que había ganado se levantó perpleja. Ese día de verano habíamos estado toda la mañana en la habitación del tercer piso jugando en la consola y cartas, ni siquiera habíamos bajado a preparar algo para comer ni habíamos ido a la playa con los demás, sin embargo, ese era el primer juego en el que Reese lograba ganarme. La chica tardó algunos segundos en volver en sí, pero cuando lo hizo saltó en su lugar y dio un pequeño grito.

-¡Lo hice! ¡Anotación de Lakers contra San Antonio! -se burló feliz, mientras seguía dando pequeños saltos a manera de festejo.

Alcé una ceja.

-¿Por qué metes a Spurs en esto?

Reese volvió a reír, emocionada, y luego su mirada cambió a una malvada.

-Entonces... ¿verdad o reto, Nathaniel?

Sonreí.

-Reto, Reese.

Ella hizo una mueca en respuesta. Habíamos jugado a verdad o reto un par de ocasiones antes, y yo siempre solía escoger reto, por lo que no me sorprendía que aquello la decepcionara.

Reese se cruzó de brazos y se echó en el sofá.

-¿Quieres que escoja verdad? -ella asintió, a lo que sonreí con maldad. -Si me besas respondo lo que quieras...

Me quedé estático con los ojos cerrados, incentivándola a aceptar. Pasaron algunos segundos hasta que sentí los labios de Reese sobre los míos; suaves, tibios y algo desesperados... Habían pasado varias horas desde que nos habíamos besado gracias a que ella era tímida y prefería no dar el pie... sin embargo, esa misma razón fue por la que no desaproveché mi oportunidad.

Reese pasó sus manos lentamente por mi barbilla y cuello. Y yo, por el contrario, la besé con pasión. La tomé por las caderas y la puse sobre mi. Reese se sorprendió, pero yo no dejé de besarla y pasé mis manos por su cintura y espalda bajo la camisa. Podía sentir sus latidos mientras la acariciaba suavemente. Reese dio un suspiro y terminó por someterse al deseo. Pasó sus piernas alrededor de mi cintura y quedó por completo sobre mi.

El ladrón de mi primer besoWhere stories live. Discover now