27 ~Luminiscencia: Parte II.

5.5K 458 73
                                    


27 ~Luminiscencia: Parte II.


Reese

Cuando el padre de Park llegó, "Tao Nieng", la habitación se nubló en silencio. Los hombres hasta entonces habían estado jugando cartas y apostando, mientras Park se mantenía serio mirando mis pies. Yo en cambio, era sostenida en un sofá. 

Probablemente el enorme sujeto se había asegurado de que no escapara golpeando sus partes íntimas de nuevo.  

Sin embargo, la aparición del jefe cambió el ambiente. Los hombres detuvieron el juego y se levantaron para saludarlo. Park, por otra parte, alzó la vista para quedarse mirando a su padre con algo de nervios. Todo parecía más tenso. 

Cuando la mirada del hombre cayó en mi, alzó las cejas y sonrió incrédulo. 

-¿Qué hace esta niña aquí? 

Lo miré confundida.

¿No se suponía que yo debería estar enojada con él y no al revés?

Los subordinados miraron a Park y Tao cayó en cuenta por primera vez de que su hijo estaba en la habitación. 

-Yo la traje... -habló Park. -Es la mujer que los denunció a la policía. Di con ella por casualidad y la traje. 

Sentí mi garganta apretarse. Estaba segura de que estos hombres no tendrían intenciones de dejarme ir como decía el trato inicial de Park. Así que Park había mentido desde el inicio. 

Tao Nieng se acercó a su hijo y antes de que nadie más pudiera reaccionar, lo golpeó. Abrí los ojos sorprendida al ver la cabeza del chico rebotar contra la pared que estaba a su espalda. 

-¿Acaso eres estúpido? -preguntó el viejo. -¡¿La trajiste y le muestras nuestro lugar de reuniones?! ¿Dónde está su teléfono? ¿Tiene GPS? ¿No pensaste que la policía podría venir a buscarla? ¿Quién te crees par hacer mi trabajo, imbécil?

Park lo miró con rencor y se limpió un pequeño rastro de sangre que había quedado en su barbilla por un pequeño corte. Me sorprendí. 

-No lo pensé... 

El viejo hizo que me registraran, no llevaba mi teléfono, nada más que dinero. En aquel tiempo, yo miré mis alrededores. Hasta entonces había estado esperando que la policía apareciera luego de que Diane no me viera volver con Park a la disco, pero luego de bastante tiempo nada parecía ocurrir, por lo que me empezaba a preguntar si la habrían atrapado a ella también. Esperaba que no.

-Por suerte no tenía nada. -suspiró su padre. -Entonces Park, ya que tú la trajiste, mátala tú mismo... para que esta soplona no vuelva a abrir la boca. 

¿Matarme...?

La mirada de sorpresa de Park debió ser incluso mayor que la mía, pues el chico quedó en silencio por casi un minuto. 

-¿Matarla? Pensé que solo querías asustarla... ¡darle una advertencia! una amenaza para que quite la denuncia...

-Ya, ese era el plan inicial -negó su padre- pero ya que la trajiste tan libremente, no se podrá hacer. 

-¡Déjenme ir! -grité, asustada al entender. -No diré nada, ¡Quitaré la denuncia, lo juro! 

El hombre que me sostenía me tapó la boca. Sentí asco al sentir un olor a suciedad y sentir metal en sus manos, el sabor de las monedas. Aquella vez no intenté morderlo, pues sabía que las únicas consecuencias serían aumentar mis nauseas. Miré con suplica al padre de Park, a quien parecía afectarle poco mi malestar. 

El ladrón de mi primer besoWhere stories live. Discover now