5 ~Héroe.

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5 ~Héroe. 


Reese

Aparentemente Nathan me había estado evitando el último tiempo, y cabe destacar que faltó a clases una semana entera, por lo que desde hacía bastante tiempo que no lográbamos hablar en absoluto. Pensaba que quizás así era mejor, después de todo mi vida sin él continuaba en una habitual y relajante monotonía. Además, casi había logrado olvidar aquel beso.

Después de todo era solo eso; un beso.

Recordé el vergonzoso incidente de excitación en el gimnasio y negué de inmediato para no volver a recordarlo. 

Haría como si eso jamás hubiese pasado y ya.

Aquel día algunos de los chicos del equipo me llamaron durante el almuerzo para hablar y entre ellos estaba el llamado "nuevo príncipe". Pero lo que tenían para decirme Tye y Nick no fue para nada lo que esperaba...

-¿Y por qué tengo que hacer esto yo? -pregunté, aturdida.

Resulta que el chico de primer año que solía ser la mascota se había quebrado un hueso del pie, por lo que tendría que ser reemplazado por alguien más, y ya que la tarea había quedado en manos de los chicos del equipo, ellos querían pasarme la responsabilidad a mi.

Nick, el capitán, tomó mi mano con cariño y me miró a los ojos.

-¿Qué no es obvio, Ree? Eres una de las chicas más listas del instituto, además de que eres fuerte, divertida y ¿sabes...? Algo genial es que ya tienes experiencia estando junto a nosotros. Nos ves martes, jueves y viernes durante los entrenamientos, y tampoco parece interesarte ninguno de nosotros, por lo que no te distraerías de la misión como el resto de las chicas. -sonrió -Piénsalo, ser la mascota es algo súper importante y sería un honor serlo, ¿no crees? Hazlo por el equipo... Y por el entrenador... -Nick me miró con ojos de cachorro y yo estuve a punto de rendirme.

-Pensé que habías dicho que querías usar a la asistente porque nadie más aceptaría ese horrible puesto. -comentó alguien al final de la mesa. Observé al chico y caí en la cuenta de que era Nathan -Además... -continuó. -Porque el traje no era lo suficientemente grande y necesitabas a alguien pequeño y que claro... no tuviese pechos grandes.

Vaya... ¿y se suponía que él me estaba ayudando? ¿Entonces por qué sonaba tan mal?

Alejé mi mano de la de Nick y lo miré molesta.

-¿Qué dices Nathan? -rió Nick, haciéndose el desentendido. -¡Esto es por el bien del equipo! O sea por tu bien también... -musitó, reprochando a Nathan en un susurro, como si pensara que yo no estaba a un metro de él, oyendo todo.

-No quiero usar a una niña para mi conveniencia. -respondió Nathan, tajante. -Incluso si se trata de ella.

Ignoré su mirada de asco y rodé los ojos para disimular mi sorpresa. De alguna me sentía protegida bajo su máscara de seriedad, pero eso solo aumentó mis nervios.

Nick se volteó hacia mi y volvió a poner cara de cachorro.

-Reese... -comenzó a decir, pero esta vez no lo dejé terminar, pues le di un golpe en el brazo. Tras eso oí a Nick quejarse mientras me alejaba.

A nadie le sorprendió ese acto agresivo, pues estaba tan acostumbrada a golpear a los chicos que incluso al resto les hacía gracia, además, la mayoría eran duros como roca, y mis manos salían más adoloridas que sus cuerpos.

-Entonces, ¿aceptas? -de reojo vi como Tye miraba hacia otro lado para no morirse de la risa.

Lindo detalle...

El ladrón de mi primer besoWhere stories live. Discover now