36. No quedan lágrimas para llorar

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Cuando aparezca (*), ya saben que hacer la canción de multimedia: "One Day At a Time" de Sam Smith, no sé pero creo que este capítulo es muy lindo, espero que les guste.

36. No quedan lágrimas para llorar.

—¿¡Por qué se fue!? —gritaba entre dientes, abrazando a Catalina luego de ver el avión marcharse a lo lejos —¿¡Por qué no alcance!? ¿¡Por qué no me miró!?

Catalina solo me sobaba la parte trasera del cráneo por encima de mi cabellera, sin decir ninguna palabra, aunque también sentía en como su pecho se movía pareciendo que también estaba angustiada como yo. A su vez, sentía las miradas de Alex y Nicolás con pena, detrás de nosotros, pareciendo una escena de luto frente a la partida de la Rubia.

2 meses después

—Ps —en un susurro a mi concentración hacia el profesor Calderón, alguien por sobre mi hombro insistía, haciendo ese sonido para llamar mi atención —Ps, Kevs.

Al mirar hacia atrás por sobre mi hombro, Alex estaba haciendo una mueca hacia al lado para volver a hacer el sonido.

—¿Qué?

—¿Sabes algo de Carolina? El discurso de Calderón ya va a terminar, y la idea es irnos apenas termine todo esto —dijo sin mover mucho los músculos de la cara.

—No, pero tranquilo debe de estar en la vuelta de la esquina.

—Sí, medio Crawfield High sabe que Carolina estaba en la esquina no... —antes de que siguiera le di una fulminante mirada a Alex para que se callase, mientras metía mi mano al bolsillo del jeans y poder ver el último mensaje que me había enviado Carolina hace un minutos, diciendo que estaba recién por bañarse para salir. Mierda.

Estábamos en el discurso del profesorado hacia los alumnos, que según los chicos y mi hermana se hacía a final de año, y justo en este momento estaba hablando el profesor Sergio Calderón, haciendo que todos le pidieran al Ángel que acabara luego, lo cual no fue pronto. Luego de unos diez minutos, el profesor acabo, dándole la palabra a la directora Celeste, quien termino rápidamente, como la gente decente.

—¿Ya está afuera? —Alex me toco el hombro mientras todos se dispersaban para comenzar a marcharse, haciendo que saltara en mí mismo, asustándome.

—Viene llegando —respondí haciendo que este asintiera conforme, para luego marcharse donde los chicos que nos esperaban. Carolina al ser de último año, había cerrado sus calificaciones, un par de semanas antes, por lo cual ya no estaba en el colegio dando vueltas como antes.

Todos estaban despidiéndose en los pasillos de sus amigos, mientras que los míos y yo caminábamos hacia la salida todos juntos, hombro a hombro, como la pandilla más genial de Crawfield High. Daniel estaba en un instituto del gobierno, como pena por lo hecho en el baile de primavera, así que ya no había sido una molestia en los últimos meses. Ya llegando a la puerta, vi a Becca, hablando con un grupo de chicos, quien apenas nos notó desvió la vista de sus amigos para sonreír y saludar con una mano alzada hacia nosotros, de una forma algo tímida, recibiendo un saludo de todos nosotros sin dejar de movernos hacia la salida.

No me pude aguantar pensar en Javiera, y si esta se había despedido de Becca, quién también había sido una buena amiga para la rubia; recordé la fiesta de Daniel, en la cual hicimos que se tiñera el cabello rojo, su mirada preocupada y nerviosa por ello, buscando que apoyo en mí. El brillo del exterior en el momento que Alex abrió la puerta me quito de mis pensamientos para intentar enfocar hacia donde estaba el jeep.

Con la luz ya asimilada, vi a Carolina con una mochila a sus espaldas, mientras revisaba su móvil apoyada en el jeep negro de Alex. La castaña clara sonrió ampliamente al percatarse de nuestra presencia caminando hacia ella.

Soy hermano de una zorra | Troublemakers [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora