19. Promesas.

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Antes de empezar a leer, reproducir Promises de Nero en versión acústica que se encuentra en multimedia para la lectura de esta parte.

***

Han pasado ya casi tres semanas luego de lo ocurrido en Frittz, estamos en invierno, temperaturas bajas, ropas más abrigadas y la aparición del café en mi lista recurrente de bebestibles, ya que con el frio que ha hecho, lo he necesitado mucho, y más que ahora no hablo con los chicos.

Solo unos saludos con Javiera, Catalina y Alex, pero muchos de ellos, o mejor dicho todos, son en los pasillos cuando nos topamos, en cambio, cuando con Nicolás nos topamos, cruzamos miradas y uno de los dos esquiva al otro, casi siempre yo, marchándose por otro camino.

En los baños prefiero no topármelo, y salir de ahí. En el salón me he corrido a los primeros lugares. Y en la hora de almuerzo, intento no cruzarme con él. Alex me ha llevado en su jeep a casa de vez en cuando, muchas veces porque no alcanzo a tomar el autobús los días de lluvia. Pero fuera de eso, nada fuera de lo normal, solo que volví a estar solo, como en mi otra escuela.

Carolina, al parecer esta en algo con Daniel, pues la he visto con él muchas veces, pero a la vez a este lo he visto con otras, y también he escuchado más aventuras de ella. Daniel últimamente me mira con más odio, pero no sé si será que ahora me ve presa fácil, y se haya enterado de lo ocurrido en su casa, o que cree que iré para besuquearme con mi hermana. Idiota.

En verdad, me siento mal, solo, luego de lo ocurrido en Frittz, me he refugiado en el café y en el libro de texto que Calderón nos ha dado para unas semanas más, pero toda esta soledad no me ha hecho dejar de pensar en Nicolás y en lo sucedido, y es más por orgullo que por verg... bueno, sí, también porque me da algo el verle a los ojos, y hablar del tema, después de todo él tenía razón, si soy un melodramático.

Es viernes, el cielo se encuentra nublado de una manera impresionante, pero se alcanza a saber que sea de día. Traigo puesto un cortavientos sin cierre de color verte, jeans negros un poco rasgados y unas vans del mismo color, el frio es tanto que no resistí el colocarme unas calcetas de polar para aguantar un poco las bajas temperaturas. Llevaba mis audífonos puestos con la canción Promises y caminaba despreocupado hasta la entrada de CHS, tenía química a la primera hora y en verdad no me importaba llegar unos minutos tarde.

Entre y al parecer todos ya estaban en sus salas, pues todo estaba todo vacío. Al pasar por el pasillo que daba a la dirección, salude con la mano y una sonrisa a Olga y seguí hasta la sala.

—Kevin —la voz de la secretaría, me hizo darme vuelta rápidamente, quitarme los audífonos y responder "Mande", como si hubiese sido mi padre el que me hablo —¿No leíste el correo? —incliné mi cabeza inocentemente, hasta que mi expresión de tristeza lo todo— Se te ha olvidado verdad.

—Como pude ser tan weón —llevé mi palma izquierda mi cabeza —, la profesora no iba a venir a la clase hoy así que suspendía.

Olga asintió con la cabeza.

—Chester ha dejado esto para ti, dijo que si no los pedías antes de terminado el día, los vendría a buscar para quemarlos —dijo extendiéndome una carpeta de color amarillo.

—Deben ser los apuntes de la clase de historia del martes, he faltado y se los he pedido, pero... ¿no que muchas veces estos los mandan al correo institucional de los alumnos? —dije abriendo la carpeta y revisando las 6 hojas de materia contenida en ellas.

—Para que quieres que te envíen un correo, si ni siquiera los lees —una sonrisa burlona se formó en los labios de Olga —además, sabes cómo es Chester, sigue funcionando con el sistema de hace 10 años.

Soy hermano de una zorra | Troublemakers [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora