35. Hasta luego, Troubles

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Cuando aparezca (*) reproducir a gusto la canción "Sad Song" de We The Kings con Elena Coats, para darle un poco más de ambiente al momento, sin más los dejo con el capítulo... Disfrútenlo.

35. Hasta luego, Troubles.

—¿Se puede? —la voz de Carolina me hizo levantar la vista del celular donde revisaba mi instagram. Estaba de pie en el umbral de la puerta, vistiendo unos jeans azules con una playera blanca ajustada que hacía lucir su figura.

—Claro —me encogí de hombros, haciendo que el cobertor que cubría mi espalda comenzará a caerse. Mientras mi hermana entraba, tome el cobertor de sus bordes y lo subí para colocarlo arriba de mi cabeza, y con él envolverme.

—Mamá pregunta si bajarás a tomar desayuno —dijo luego de sentarse en el borde de mi cama echando el cuerpo hacia atrás apoyándose en sus codos.

—No tengo hambre —volví a mi celular, sin tomar en cuenta la expresión de mi hermana mientras deslizaba hacia abajo las fotos de distintos perfiles.

—Lo mismo dijiste anoche, mamá se está preocupando de que no estés comiendo nada, ayer te lo pasaste todo el día aquí —tomo mi móvil y lo dejo en la cama, para que dejará de mirarlo y me centrara en ella.

—Lo sé, y no aguanté, anoche bajé a la cocina y me hice un emparedado de jamón y queso para mitigar el hambre —abracé mis piernas en vergüenza por mi poco aguante frente a no querer comer —, pero en verdad que no quiero.

—Está bien, le iré a decir que no bajarás —se resignó suspirando pesadamente, para luego golpear sus muslos y levantarse, recibiendo un agradecimiento de mi parte por entender, mientras cogía nuevamente el celular —. Kevin —levanté mi vista nuevamente, estaba de espaldas a mí, mirándome por sobre su hombro con una mano sujeta a la puerta aún abierta —, ¿sabes qué día es hoy? —asentí.

—Es viernes —trague saliva sonoramente mirando un punto fijo en la pared, recordando la noche del miércoles.

—Sí, Catalina llamó —se volteó cruzándose de hombros —, pregunto por ti, como no habías ido ayer, creyó que tampoco irías hoy, así que, quería que supieras que Javiera tiene vuelo a las cuatro de la tarde —la miré.

—¿Y por qué no pudo llamarme Javiera?

—Kevin, yo en mi vida he entablado una profunda relación con Javiera —pareció molestarse sin descruzar sus brazos —. Solo eso me dijo Catalina, que ojalá fueras a despedirte.

Sin mucho que agregar, Carolina se marchó de la habitación. Al volver al móvil, me fije en la hora.

12:07 pm

En cuatro horas, Javiera tomaría el vuelo a España, y aunque intentaba no pensar en ello, me formulé un plan de dónde encontrarla si salía en este momento de mi casa. Suspiré pesadamente olvidando ese plan, y dejando caer el cobertor de mi cama que cubría mi espalda.

Decidido, dejé la cama para darme una ducha, pues sentía mi rostro como si estuviese embetunado de mantequilla y mi pelo, aunque corto, muy aceitoso, y todo eso por no bañarme desde la mañana del miércoles. Caminé hasta el espejo para ver mi reflejo, sentía las piernas algo sudadas debajo del pantalón de algodón azul que usaba de pijama, mientras me miraba detalladamente, veía mi pecho expandirse y contraerse, viendo como mi abdomen se había contraído, y lo sentía por el hambre que tenía, levante mi brazo para oler que tan mal estaba y al ver mi expresión en el espejo, supe que no era sano seguir sin una ducha.

***

Al salir del baño, con una toalla envuelta en mi cintura y otra secándome el cabello con una mano, me encontré con mamá, quien con angustia en su mirada me miró acercándose a mí.

Soy hermano de una zorra | Troublemakers [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora