34. ¿Cómo te sientes?

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Kevin's POV:

Un desesperado golpe en la puerta de mi habitación, me hizo abrir los ojos de golpe deseando mi muerte para poder seguir durmiendo placenteramente. Una vez que el golpe se pareció detener, volví a enterrarme en las sabanas, para volver a intentar conciliar el sueño.

—¡Kevin! —la voz de Carolina sonó al otro lado de la puerta, volviendo a golpear un par de veces esta —, ¡Despierta, es tarde! —mi ojos nuevamente se abrieron, intentando enfocar mi habitación sin moverme de mi cama.

—Lo estoy, solo que está muy calentita —gruñí hundiendo mi cabeza aún más en la almohada.

—Si estás desnudo, más te vale que te tapes —advirtió mi hermana, pero antes de poder si quiera considerar lo que había dicho, está ya había abierto la puerta entrando a mi cuarto como la dueña de este —. Levántate Kevin, hoy es un nuevo día —canturreo abriendo las cortinas, dejando entrar la luz que me hizo volver a cerrar mi ojos.

—Un nuevo día, que podría aprovechar durmiendo en vez de ir a clases de matemática —entreabrí los ojos para ver a Carolina, atando las cortinas, pareciendo estar muy energética —. Además, ¿Qué sucede contigo? Ni irás a clases —dicho esto, la chica volteo rápidamente a verme, muy seria, lo cual preferí ignorar cerrando mis ojos, otra vez.

—Tienes razón, no iré, pero no por ello tú debes ser un vago bueno para dormir —sentí su voz aumentar, al igual que unos pasos de pantuflas por mi habitación hacia mi cama, hasta sentirla al lado de ella —, así que Kevin Ramírez Olea, anda a ducharte —dijo mientras tomaba mi oreja izquierda y la jalaba hasta que logro ponerme de pie, despertándome lo suficiente para que pudiera quejarme. Sin soltarme, me encaminó hasta fuera de mi cuarto en dirección hasta al baño, mientras soltaba unos quejidos de perro miedoso, sin lograr que ella dejara su postura de hermana mayor responsable.

—Kevin, el desayuno está listo abajo —dijo mamá al vernos saliendo de mi pieza, mientras ella llegaba al segundo piso, dejando un pie en el último escalón de la escalera —. Y Carolina... —habló nuevamente, y desee que la reprochará —, muchas gracias, de no ser por ti, Kevin seguiría durmiendo —levanté las manos indignado.

Antes de poder decir algo para defenderme del ataque a mi habitación, Carolina me empujo al baño, ordenándome que me apresurara. Y así lo hice, no demoré más de cinco minutos en salir del baño, aún con el cuerpo húmedo y sosteniendo con una mano la toalla que cubría mis caderas hasta pasado las rodillas.

Al abrir la puerta, Carolina estaba afuera, sosteniendo mi teléfono, el cual sonaba. Mi hermana me miro algo sorprendida de que saliera tan pronto, y me entrego el móvil, era una llamada de video de Alex, la que conteste mientras Carolina entraba al baño.

—¿Hola? —dije mientras la cámara de Alex, aún no se conectaba.

—¿Kevin? —dijo una voz femenina, para luego dar paso a la cara de Catalina —¿Qué tal?

—Todo bien, terminando de bañarme —antes de que esta pudiese añadir algo, la cámara rápidamente se movió hacia la derecha, esta vez mostrando a Alex conduciendo.

—Kevs, acabamos de desatascarnos, vamos llegando a tu casa, apresúrate —dijo sin prestar atención a la cámara.

—¿Había mucho tránsito?

—¿Qué? ¡No! —dijo echando la cabeza hacia atrás —. Nicolás se pedorreo dentro del jeep, estaba tan fétido que tuvimos que parar para ventilarlo, yo no puedo trabajar en condiciones tan inmundas —colocó los ojos en blanco.

—No es mi culpa, haber despertado con dolor de estómago —la voz de Nicolás se escuchó, y la cara rápidamente cambió a mostrarlo a él, protestando entre los asientos del copiloto y piloto, con Javiera al lado mirándolo, con desprecio —, la cena de anoche no me cayó bien.

Soy hermano de una zorra | Troublemakers [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora