16. Colomba Ramírez. parte 2.

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—Perdona que esto no pueda ser mejor —suspire —debe haber mejores chicos que yo en esto.

—Estas de broma esto es lo mejor que pudiste haber hecho por mí —respondió la pequeña rubia en vez de Javiera.

—Disculpa mi ignorancia pero... ¿acaso te invite a ti a una cita? —Colomba me mira seria mientras tragaba su hamburguesa de queso del McDonnal's —Hasta donde yo comprendo tu te nos colaste de último minuto.

—Tranquilo Kevin, me agrada mucho este lugar, no venía desde pequeña, y hasta ahora Colomba no ha sido ninguna molestia, así que no tiene nada de malo que se haya colado.

Bueno, poniendo todo al tanto, el traer a Javiera al centro comercial de la ciudad salió perfecto, el camino acá fue risas entre los tres, genial, eso duro unos 20 a 30 minutos desde que cruzamos las puertas de la entrada, y por ir al baño, Javiera no tiene idea del infierno desatado.

Flashback:

—Me disculpan chicos, tengo que ir al baño, no me aguantare por mucho —dijo Javiera mientras caminaba hacia afuera de la tienda para ir al baño más cercano.

Le señale a Colomba que me siguiera, que iríamos al baño con Javiera, no ir a entrar con ella y ayudarla a depositar, pero si la esperaríamos afuera para que no nos perdiéramos.

—Okay, anda te esperamos —le dije mientras ella entraba a los baños —Bien Colomba, ¿a dond... —mi corazón freno en seco.

¿¡Dónde cojones que había metido esta chica!? A mi derecha no estaba, ni tampoco a mi izquierda, se había perdido.

—Joder... por la puta que tengo de hermana —maldije mientras daba unos pasos, pero era inútil seguía sin ver a mi prima.

—Mierda, mierda mierda —repetía en mi mente. Si esa mocosa se me perdía, mamá me regañaría como nunca, Javiera me tacharía de irresponsable y terminaría en prisión por idiota.

Decidí volver a la tienda donde estábamos anteriormente con las chicas, busque pero no estaba ahí, corrí hacia afuera, y camine rápidamente hacia los baños, mientras echaba un vistazo en las tiendas de dulces, de ropa y de libros en los cuales la pequeña demonio se pudo haber metido pero nada, no la encontré en ninguna.

Llegando a los baños, en una banca vi una chica rubia, la cual estaba de pie dándome la espalda, y una chica de lentes, pelo castaño, sentada en la banca. Ambas parecían hablar animosamente, y por la ropa, era Colomba la rubia.

—Puta pendeja —dije cuando estuve detrás de ella, lleve mi mano a su hombro para voltearla —¿Dónde cojon...? —Mierda.

¿Cuáles son las probabilidades que otra chica rubia, con el mismo largo de pelo que Colomba, con la misma ropa a ella, estuviese por el centro comercial?

Pues déjenme decirle que es de 1%. Y justo, me toca ese porcentaje.

Pero no es el mayor problema...

—¡MAAAAMÁÁÁÁÁÁÁÁ!

—¿Qué? No. Calla, calla, te confundí con mi prima —trate de que la niña no llamara la atención, pero muy tarde, todos a nuestro alrededor de habían detenido a mirar a la gritona esta.

—¿¡Que sucede hija!? —dijo la aparente madre de mí no prima, vestía muy bien, tenía un cuerpo que cualquier hombre voltearía a mirar si pasara.

—Este chico, trato de abusar de mí, me corrió mano por mi trasero, me trato de puta, quería llevarme a tu coche y raptarme y venderme en un prostíbulo.

Soy hermano de una zorra | Troublemakers [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora