25. Él no es mi novio

504 34 1
                                    


Alex's POV:

—No puedo creer que haya aceptado acompañarte —protestaba Nicolás apoyado en el vehículo con los brazos cruzados —¿Cuántas son las probabilidades de morir contigo?

—Tranquilízate, si todo sale bien, te llevaré a Sweet Cake's por ese postre de malvaviscos —dije relajado, el sol alumbraba más de lo normal, estaba siendo obvio que el tiempo frío se estaba apartando para dar paso a la primavera.

—Alex, ¿Cuántas veces has reprobado este examen? ¿Unas 10 veces? —de no ser porque traía puestos unos lentes de sol, Nicolás habría visto como ponía los ojos en blanco de lo exagerado.

—Cuando la séptima oportunidad falla, siempre puede haber una octava, ¿o no? —le sonreí.

—Y siempre habrá una novena, mientras no te mates intentando.

Era el día de mi nueva oportunidad de examen de conducir, y una vez fuera de clases, le pedí a Nicolás que me acompañara pues estaba un poco nervioso, pero ahora que él está aquí, siento confianza en mí mismo. Después de todo, durante el año, Nicolás se ha subido a mi jeep y ha vivido para contarlo.

—¿Por qué no le pediste a Catalina que viniese contigo?

—Porque con ella acá me daría más vergüenza dar el examen, contigo siempre hago algo que me deja en vergüenza, será más común si tu estas aquí.

—¿Don Alexander Pereira? —dijo el supervisor de la escuela de manejo.

—¿Cómo has estado, Pedro? —le dije abriéndole los brazos.

—Bien, creí que estarías en prisión, pequeño vándalo, me sorprende que la policía aún no te detenga —dijo ignorando el abrazo cogiendo mi mano para estrecharla fuertemente.

—Y yo creí que estarías bajo tierra —le sonreí y una vez que me soltó, me sobe la mano.

—¿Y quién es él? —Pedro se fijó en el chico a mi lado.

—Él es mi...

—Novio, soy su novio —me interrumpió Nicolás. Y místicamente me hizo sudar en frío rápidamente.

Pedro me miro, y le estiro la mano a Nicolás con mucha desconfianza, el cual muy amaneradamente se la recibió y sacudió.

—Pues, terminemos rápido, ya sé cómo terminara esto —dijo revisando las hojas que traía y abriéndose paso para subir al vehículo —, además ya llame a la policía por si atropellas a otro ciclista.

—¿Atropellaste a un ciclista? —me pregunto Nicolás por lo bajo, una vez arriba del auto.

—Pf... claro que no, solo... que yo estaba dando la prueba, y él se estaciono, en medio de la calle con el semáforo en rojo... —Pedro se aclaró la garganta, interrumpiéndome con una mirada de reojo —, bueno, probablemente no estaba estacionado, y yo no pise el freno, si no que el acelerador. Pero eso fue como en mi segunda vez.

—No, fue el año pasado, aquí lo tengo escrito —dijo Pedro sin conocer la privacidad. Nicolás soltó un pequeño quejido en la parte de atrás y sentí como se abrochaba un cinturón de seguridad, luego otro, y después otro.

Acomodé los espejos, encendí el auto y respiré profundo.

—Bien, salgamos del estacionamiento —ordeno el supervisor a mi lado.

Siguiendo las órdenes, me encamine por las calles, doblando y doblando, siguiendo las señales. Creo haber atropellado una tortuga, pero eso era lo de menos. Mientras que Nicolás ya a los 10 minutos solo usaba un cinturón debido a que parecía que tenía la situación domada.

Soy hermano de una zorra | Troublemakers [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora