Capítulo 63. Abismo

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No pude calcular cuánto nos tomó pero fue un viaje extremadamente largo, al fin el vehículo que nos transportaba se detuvo.

Los militares abrieron las puertas y rápidamente nos bajaron del vehículo.

Estábamos en las instalaciones del SERN.

-Si ves John, -habló entusiasmado- ahora estoy más seguro que podemos resolver todo esto.

-¡Silencio! -espetó uno de los militares.

De inmediato, dieron la orden que nos lleven a los calabozos.

A pesar de la situación, mientras nos escoltaban, veía al profesor muy confiado.

¿Pero cuál era su plan?

Poco a poco íbamos entrando en las profundidades del SERN.

Ya sabía que, por los experimentos que ellos realizaban, las instalaciones subterráneas eran profundas. 

Pero nos demoramos alrededor de unos quince minutos en bajar por un ascensor un poco descuidado ubicado en la parte menos visible del SERN.

Ya al llegar, a una zona llamada el abismo, nos bajaron y seguimos camino.

Según mis cálculos, a una velocidad estándar de cinco metros por segundos, habíamos bajado alrededor de cuatro kilómetros y medio... Una locura. Salir de ahí sería imposible y nadie sabría encontrarnos...

Según íbamos avanzando podíamos ver varias celdas como en una prisión y en ellas varias personas en un estado deplorable.

Unos estaban callados, refundidos en sus celdas, otros gritaban incoherencias, tal vez en un estado de locura, y otros parecía que estaban muertos. El olor era insoportable.

Era definitivamente nuestro fin. Pasaríamos el resto de nuestras vidas en este lugar...

Caí en el abismo... Literalmente.

Aunque al voltear a ver al profesor, seguía confiando... Eso me reconfortó, un poco...

Siguiendo por ese lugar deplorable, abrieron una de las celdas vacías e hicieron que el profesor entre.

-No te preocupes John, que todo va estar bien -alcancé a escuchar mientras me alejaba.

Unos metros más adelante hacían lo mismo conmigo.

Entrar en esa celda oscura, fría, me hizo pensar que no duraría mucho tiempo en esas condiciones.

Cuando se fueron los militares, solo se podían escuchar los gritos desesperantes de aquellos personajes, que quién sabe qué harían para que estén encerrados aquí.

Pero entre ese montón de gritos incoherentes, empezó a resonar el nombre del profesor.

-¡Ello! -se escuchaba cada vez más fuerte.

Cada vez la voz se me hacía más conocida...

-¡Ello! -se volvió a oír, aunque el profesor no respondía, tal vez por la incredulidad o por lo bizarro del momento...

Por qué iba a estar gritan su nombre, si por culpa de él es que nos encontramos en esta situación... 

La voz era de su padre...

-¡Ello!¡Sé que me escuchas! -gritaba Chron a viva voz, el profesor no respondía- ¡Debo decirte que el otro sujeto no es tu verdadero padre! 

Me quedé atónito... Muy sorprendido... ¿A qué se refería Chron?... ¿Por qué decía todo eso si 

-Silencio -se oyó proveniente supuse de uno de los guardias, él ya no volvió a gritar.

 Se originaba otro misterio, en los calabozos del abismo...

Pero no podía hacer nada más que esperar... Esperar por el plan del profesor para salirte de esto y averiguar qué traía Chron entre manos.

***

La espera era interminable y las condiciones simplemente empeoraban. Los guardias nos traían raciones pequeñas de comida con un sabor muy feo, que yo comía ya por que me moría de hambre.

Pasar en esa celda sin saber si quiera si es de día o de noche, estaba alterando mis sentidos, perdí la noción del tiempo, ya no sabía cuántos días habían transcurrido desde que arribamos a este infierno...

-¡Hey tú muchacho¡ -uno de los guardias me increpaba- es tu día de suerte, ven sal de inmediato -abría la celda.

-¿Al fin me dejaran libre? -pregunté de forma ilusa.

-Algo si -dijo el guardia mientras me tomaba de los brazos para ponerme esposas- hoy podrás subir a las instalaciones del SERN por petición de los superiores. Al parecer el Dr. Ello Émpore ha solicitado que lo ayudes en algo.

 -"Al fin" -me dije a mi mismo con gran alivio, sabía que podía confiar en el profesor y si no estaba mal, ahora era la oportunidad de escapar o al menos corregir todo esto.

Estaba entusiasmado de nuevo y con una gran adrenalina que corría por todo mi cuerpo.

Subimos por el ascensor, llegando a la superficie, y aunque mis ojos se cerraron automáticamente por la luz solar y me ardieron indescriptiblemente... Estaba feliz...

Luego me llevó a otra entrada y de nuevo bajamos por otro ascensor...

Al cabo de unos minutos llegábamos a un lugar impresionante, tanto por la modernidad en la tecnología que tenía, como por lo inmenso. A simple vista se podían ver muchos trabajdores en batas blancas trabajando, moviéndose de un lado a otro, debatiendo sobre algún tema. El letrero de entrada decía: Instalaciones de Investigación de los Viajes en el Tiempo.

Un nuevo mundo se abría ante mis ojos.

El personal al percatarse de mi entrada, me regresaron a ver extrañados. No era para menos, primero porque mi apariencia debía ser de lo más desagradable y otro por que me escoltaban esposado.

Caminos un poco más y al fin logré distinguir al profesor entre todo el personal. También estaba Chron.

-Aquí está el muchacho, según su pedido -decía el guardia y me sacaba las esposas.

-Espero que su presencia aquí sea totalmente necesaria -dijo un sujeto en bata blanca.

-Sí -dijo el profesor con confianza- sin él no puedo poner a funcionar la máquina del tiempo.

Y cuando dijo eso, pude descifrar el plan del profesor sin siquiera que me dijera una palabra más.

Claro, sólo nosotros dos sabíamos cómo hacer funcionar la máquina, pero el profesor, en otras condiciones no necesitaría mi ayuda.

Sólo debía seguirle la corriente y estar preparado para resolver todo esto.

El profesor nunca dejaba de sorprenderme.

-Espero que no intenten nada porque si no serán asesinados inmediatamente -advertía Chron.

-Tranquilo padre -decía Émpore con desprecio y odio- sólo vamos a hacer lo que nos han pedido... Aunque si quieren que ponga a funcionar la máquina, tengo una condición...

-Cuál es esa condición -respondió otra vez ese sujeto de bata blanca, que parecía ser un jefe o algo por el estilo.

-Que nos dejen en libertad... A los dos, esa es mi condición.

Se quedaron viendo, tanto el hombre de bata blanca como Chron.

-Primero deja que me presente... Mi nombre es Teren Curval, soy el actual director del departamento de los viajes en el tiempo aquí en el SERN...

(Continúa en el siguiente capítulo)

La Paradoja de los Viajes en el Tiempo (Completa)Kde žijí příběhy. Začni objevovat