Capítulo 53. Los amigos

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-Me sorprende de ti, que digas tales barbaridades... Cómo podrías haber llegado a la conclusión de que trabajo con el Dr. Émpore en una forma de viajar por el tiempo...

-Estoy segura, no tengo la menor duda John, cuando Set me contó que habías dicho algo sobre los viajes en el tiempo y que luego te habías hecho el loco, todo cobró sentido.

-Sabes qué, ya me tengo que ir a mi casa... No tengo tiempo para este tipo de cosas, adiós -empecé a irme cuando alguien me tomó del antebrazo.

-No te dejaré ir John -era Regina, me tomaba fuertemente- ya es hora de que nos confieses toda la verdad -solo la quedé viendo a los ojos.

-Espera Reg -intervino Set- si John no nos quiere contar es su problema, tampoco podemos obligarlo, creo que deberías soltarlo para que se pueda ir.

-Set, tiene razón Reg, no puedes obligarme a contarte las cosas, y menos de esta manera.

-No, me niego -seguía sosteniendo mi antebrazo como si su vida dependiera de ello, yo solo volteé para verla de frente- ha pasado tanto tiempo desde la última vez que pasamos tiempo juntos, ¿acaso no te has dado cuenta John? -vi sinceridad en sus ojos, unos ojos tan fuertes y a la vez tiernos, de una mujer, ¿quién no podría rendirse ante la mirada de una mujer? Una mujer como Regina, una mujer tan grandiosa, tan poderosa, tan inteligente, tan hermosa, de esas mujeres que ya no se encuentran mucho hoy en día, una mujer que siempre será tu sostén y a la vez nunca te dejará caer en la oscuridad. Había sido muy injusto con ella todo este tiempo, la había despreciado, la había hecho de menos, y no solo con ella, con todas las personas que me rodean.

-Reg, -dije rendido a su mirada- me pones en una situación difícil, pero tienes razón, no hemos pasado juntos los tres hace ya mucho tiempo, es verdad, tampoco he podido disfrutar de tu cambio Reg, eso, aunque no creas me duele -agaché la cabeza- además he sido muy injusto contigo Set, y sobre todo con mis padres -empecé a sollozar- mis padres que son personas tan buenas, les he mentido tanto, y les he hecho creer que pueden sentirse orgullosos de mi, cuando mi vida es una total mentira -las lágrimas empezaron a chorrear de mi mejilla, solo veía los pies de las personas que pasaban, tal vez viéndonos y preguntándose qué es lo que pasaba -Regina apretó con más fuerza mi antebrazo y me jaló hacia ella, puso mi cabeza en su hombro, continué llorando, pero la calidez de su abrazo fue suficiente para reconfortarme.

-Tranquilo John -escuché decir a Set- no es para tanto hombre, no te pongas así, no eres un mal hombre, alguna buena razón tendrás para haber hecho todo lo que hiciste -sentí un par de palmadas de él en mi espalda.

-Es verdad lo que dice Set -pronunció Regina con una voz calurosa y suave muy cerca de mi oído que por un instante, me hizo topar el cielo- no eres un mal hombre, no seas tan duro contigo mismo, y claro, si no quieres contarnos, no lo hagas, tranquilo... -una de sus manos sostenía mi espalda, la otra la puso en mi cabello- Discúlpame -cada palabra que salía de ella, al estar tan cerca de mi oreja me hacía sentir un cosquilleo, cargado de un pulso eléctrico que revolucionaba todo mi ser. Nunca me había sentido así con una chica.

-No, se los voy a contar, ya es suficiente de tantas mentiras -dije al momento que levantaba mi cabeza del hombro de Regina y secaba un poco mis lágrimas, ella estaba empapada de mis lágrimas, me recordó cuando yo en cambio quedé en la misma situación con las lágrimas de Émpore y desde allí nos volvimos muy buenos amigos.

-Estás terrible -dijo Regina con una sonrisa en su cara- al fin puedo ver otra vez humanidad en ti, aunque tus ojos estén muy rojos -volvió a reír.

-Tranquilo hombre -Set me abrazó por sobre mi cuello con su brazo- vamos al baño de hombres a que te laves la cara.

Me lavé la cara, y con la misma emotividad iba a cumplir, les iba a contar todo. 

Fuimos a la cafetería de la universidad, nos sentamos en una mesa y la charla empezó. Así como con la profesora Coet, quedaron muy sorprendidos con mis palabras, no era para menos, mis historia duró al menos una hora, pues les conté desde la vez que el Émpore me dejó aquella carta entre los barrotes de la puerta de la universidad.

-Así que tu principal objetivo es traer de vuelta a Dory y el del profesor es traer de vuelta a su hija y mujer, así que era cierto lo del profesor -dijo Regina- aunque tendré que verte viajar en la máquina del tiempo con mis propios ojos para creerte.

-Yo estoy un poco escéptico, no dudo en lo que has dicho, pero es difícil de procesar y de creer, al igual que Reg, tendría que verlo para estar totalmente convencido.

-Como escucharon, nuestros objetivos no son para nada malos, al contrario, si todo resulta bien, empezaremos a corregir muchos otros errores que hemos cometido como humanidad.

-Si, es verdad, aunque de lo que contaste, al profesor lo buscan por el robo de información del SERN, ¿no crees que algún momento descubran todo y lo atrapen?

-No lo sé, y siendo sincero, espero que no, porque allí se acabarían todas las esperanzas y sueños de volver a ver a su mujer e hija, además es poco probable, por que los únicos que conocemos de todo esto son el profesor, su padre, la profesora Coet, ustedes dos y yo.

-¿La profesora Coet?

-Si, esto no les conté por que sucedió recientemente, pero para resumir, ella me siguió hasta la casa del profesor y lo descubrió todo.

-¿Y aceptó todo eso?

-Al principio quería ir a denunciar al profesor, pero luego le expliqué todo, así como a ustedes ahorita y se nos unió.

-Pues, ¿qué bueno no?

-Si porque si ella no hubiese aceptado tal vez todo esto ya habría acabado, el profesor habría ido a la cárcel y probablemente yo también por ser cómplice. Y ahora que lo pienso, Coet debió haber pensado en lo mismo, ella debió pensar en la posibilidad de que me metan a la cárcel a mi también y por eso accedió a no delatarnos.

-Si, es probable, conociendo como es con sus alumnos, era de esperarse.

-Oye John, ¿cuándo nos vas a llevar al laboratorio del profesor Émpore?, estoy ansioso por ir -dijo Set con entusiasmo, era de las pocas veces que lo había visto así.

-Eso es un poco difícil de decir, primero tengo que ir a hablar con él sobre todo esto que aconteció.

-Bueno -dijo haciendo un berrinche- pero que sea lo más pronto por favor -volvió su entusiasmo.

Regina y Set eran grandes amigos, grandes personas, personas que entraron a mi vida para quedarse.

Al contarles todo esto, en especial a Reg, se me quitó un gran peso de encima, y a ella se le quitó esa carga que tenía de saber qué era lo que pasaba conmigo. 

Aunque ahora podía ver algo en sus ojos que no podía identificar, una especie como de amargura, un conflicto, algo que la empezaba a molestar...

(Continúa en el siguiente capítulo)




La Paradoja de los Viajes en el Tiempo (Completa)Where stories live. Discover now