Capítulo 50. El seguimiento

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-Así que, si era cierto que te veías con el Dr. Émpore, -me cuestionó aquella voz... Ya sabía de quien se trataba.

-Profesora Coet, -me di vuelta de inmediato- ¿Qué hace aquí? -pregunté preocupado. 

-¿Quién es ella John? -al fin decía algo el profesor.

-Es mi profesora de la universidad -expliqué aun con la mi vista en ella- ¿pero que hace aquí profesora?, ¿por qué me siguió? -la situación se tornó extraña, no sabía las intenciones de ella con todo esto.

-Mire señora -habló Émpore, está invadiendo propiedad privada, así que le sugiero que se retire...

-Mire Dr. Émpore, usted no está en posición de darme órdenes, si es que se le olvidó a usted lo busca el estado por el robo de información importante del SERN -expresó con mucha algarabía, el profesor se quedó callado.

-Profesora Coet, por favor déjeme explicarle todo -supliqué- vamos a otro lado y conversemos, se lo pido como su alumno.

-No intervengas John, que tengo muchas cosas que decirle a este señor.

-Profe, por favor -volví a insistir.

-Mire Dr., una cosa es que usted sea un delincuente y que haga muchas fechorías, pero otra muy distinta es que involucre a uno de mis alumnos en todo esto, eso si no se lo voy a permitir.

-No es como usted piensa -repliqué- todo esto es un mal entendido, por favor hablemos tranquilamente en otro lado -su mirada estaba clavada en el profesor.

-Le repito señora, que está invadiendo propiedad privada y es mejor que se vaya inmediatamente.

-Y si yo llamo a la policía, ¿a quién encerrarían? -dijo de forma sarcástica, estaba furiosa y en un estado en el que nunca la había visto. El profesor volvió a quedarse callado, pues era obvio que él saldría perdiendo con todo esto.

Viendo que ya estaba empeorando la situación me acerqué a ella lo suficiente para que no pueda ver al profesor, puse mis manos sobre sus hombros y le dije

-Déjeme explicarlo, por favor, se lo pido otra vez como uno de sus alumnos, -al ver mi mirada sería y sincera, no tuvo más remedio que aceptar.

-Está bien... -bajó su mirada y su expresión cambió totalmente.

-Salgamos de aquí primero -estaba en un estado asertivo así que tenía que actuar de inmediato, la tomé de una de sus manos y la saqué conmigo.

Cuando me dí cuenta de que la había tomado de la mano, siendo mi profesora, la solté de inmediato y pedí disculpas. Pero ya en las afueras podríamos hablar tranquilamente.

-Me mentiste John -fue lo primero que dijo- yo confié en ti... Yo me preocupé por ti... Sabes lo grabe que es todo esto... Sabes los problemas en los que te puedes meter.

-No es lo que usted cree... Yo... Yo...

-Nada de lo que me digas podrá hacerme cambiar de parecer, en este mismo instante voy a ver a las autoridades y a contarles del Dr. Émpore...

-No espere...

-No John, pero tranquilo que no diré nada de ti, tu eres solo una víctima de ese hombre... Qué cosas te habrá dicho para que trabajes con él...

-Nada profe, nada, lo veo por mi propia voluntad, y no estamos haciendo nada de malo... Bueno eso creo...

-No te creo, después de tantas mentiras que me has dicho no te creo nada, pero ahora mismo voy a denunciarlo -prosiguió su camino rápidamente.

-Pero por qué me siguió... Por qué se entromete tanto en mi vida... -salí detrás de ella. Si cualquier otra persona nos hubiese visto habría imaginado que era una pelea de pareja, eso parecía...

-Por que me preocupo por mis alumnos -se detuvo- por que solo quiero su bienestar y lo mejor para cada uno de ellos... Y siendo tu uno de ellos, debo protegerte.

Sus palabras sinceras destrozaron mi corazón. 

En un lugar como la universidad, en la que todo tiende a ser más frío, y en la que se supone ya somos lo suficientemente grandes como manejar nuestras vidas, ya los profesores no se interesan por nosotros, los alumnos... La profe Bellora Coet, es la excepción, ella se ha portado como esa imagen de admiración y amistad que aun necesitamos. Los estudiantes aun requerimos a gritos silenciosos, profesores que nos inspiren a estudiar, que nos den su confianza y su amistad, a quien podamos admirar...

Realmente la admiraba, respetaba y apreciaba mucho, era uno de los pocos adultos que me producían todo eso.

-Profe -dije muy humilde- si le cuento todo ¿podría reconsiderar lo que está por hacer?... Créame cuando le digo que todo tiene un gran significado y una gran razón de ser... Deme al menos esa oportunidad, y si no le llega lo que le voy acontar, yo mismo la acompañaré a denunciar al Dr. Émpore.

-Está bien -dijo al escuchar mis palabras- acepto el trato, pero si empiezo a sentir que me estás mintiendo, cortaré la conversación y me iré. Tenlo muy presente.

-No se preocupe que todo lo que le voy a decir es verdad...

Le iba a contar todo, ella era una persona en la cuál podía confiar, además ahora estaba seguro que lo que le iba a relatar iba a llegar a su corazón y sabría que lo que estamos haciendo no es nada de malo, esperaba que entendiera las cosas...

Fuimos a una cafetería a conversar porque lo que tenía que decirle era muy largo...

Ella solo escuchó cada palabra que le decía y conforme avanzaba en mi historia, veía en su expresión como mis palabras la conmovía.

No tenía que ser de otra manera pues los pesares de Émpore son muy fuertes. 

Además pudo corroborar la historia de Dory que ella misma leyó hace algún tiempo, en la carta que iba dirigida al profesor...

Finalmente terminé de contarle todo, incluso lo de los viajes en el tiempo. Ella solo se abstuvo de hablar y solo me escuchó pero las expresiones de su rostro me lo decían todo.

Ahora solo esperaba a ver cuál sería su accionar luego de contarle todo.

¿Estaba decida aún en delatar al profesor? 

¿Se uniría a nosotros?

Estaba atento a su decisión...

Pero el hecho de que me haya escuchado y aun esté sentada conmigo en la mesa de la cafetería, era buena señal...

(Continúa en el siguiente capítulo)

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La Paradoja de los Viajes en el Tiempo (Completa)Where stories live. Discover now