Capítulo 4. Calmando el paso

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Luego de aquella exposición que dí ante mis compañeros sobre los viajes en el tiempo, todo volvió a la relativa calma, continuamos clases normalmente.

Todo estaba normal, inclusive no tuve un solo altercado más con el profesor, lo que me sorprendió mucho, aunque seguía los rumores acerca de ese suceso que hizo que el profesor cambie totalmente. Se decía que el Dr. Ello Émpore, así es como se llama nuestro profesor, fue un afamado matemático, ganador de algunos premios y uno de los mejores en su campo, como tal su vida estaba plagada de éxitos incluso dicen que trabajó en el SERN, el organismo internacional de energía nuclear, donde se realizan mucho experimentos relacionados con los átomos y partículas, todo un genio en su campo. Hasta que un día, el día que su mujer iba a dar a luz a su primogénita, sucedió lo peor. El parto de su mujer, era de alto riesgo debido a que tanto la sangre del profesor como la de su mujer eran incompatibles, el echo de que haya alcanzado los nueve meses de embarazo era todo un milagro para la ciencia. Tal que el día del parto se complicó todo, para empezar y hacer cortos los detalles, su hija nació muerta, y para rematar su mujer murió unos días más tarde en el hospital producto del esfuerzo del parto, de la perdida de sangre y de la pena por haber pedido a su bebé. Todo esto claro eran rumores que circulaban por toda la universidad entre alumnos y profesores.

En lo personal no me gustan los rumores, pero estos si que eran fuertes tanto que, como digo hasta los profesores mismo se ponían a chismear entre ellos sobre el tema.

-Ahora entiendo por qué el profesor es así, siendo tan joven, pobre.

-Son solo rumores Set, no deberíamos ser parte de esto.

-Puede que tengas razón John, pero hasta a Regina le oí hablar sobre esto con otros de nuestros compañeros.

-¿¡Regina!?, eso si no te creo, es imposible que ella haya estado en chismes.

-En serio, el otro día...

-Que están hablando de mí -interrumpió Regina mientras ingresaba al aula- no se queden callados, díganme.

-No es nada Regina -le respondí- no te preocupes.

-Solo le contaba a John que el otro día estabas hablando sobre lo del profesor con otros compañeros -dijo Set muy desobligadamente y yo me encogí de hombros.

-Ash, como les gusta bobear, primero infórmense, mira Set, yo les decía a ellos que dejen esos rumores, y ellos seguían bla, bla, bla, sobre el tema, hasta que me harté que no me hagan caso y me fui.

Sabía que Regina no iba a estar en el chisme, ella no es para ese tipo de cosas.

-Bueno, que más da, no te enojes -dijo Set.

-Para la próxima averigua bien las cosas, y espero no encontrarles a ustedes hablando sobre los rumores del profesor Émpore que todos ya me tienen hasta la coronilla de sus chismes.

-No tranquila, que va, si a nosotros no nos gusta el chisme. Tranquila.

Ese era Set Nihil, uno de mis compañeros de clases, y mi mejor amigo, un tipo despreocupado y con bastante lengua, pero también un muy buen tipo, de los mejores diría yo.

Pasaron algunas semanas más, con tareas, informes, pruebas y exámenes como es normal en una universidad, hasta que un día el profesor Émpore, un poco más serio que de costumbre nos dijo:

-A llegado a mis oídos por medio de unos alumnos que no diré sus nombres, los rumores que hablan de mí, les pido por favor y muy amablemente que dejen eso ya, es mi vida privada, y por Dios -dijo un poco exaltado y mientras caminaba de un lado a otro- eso solo me compete a mí, y nadie más. Si me entero que de este curso salen esos rumores tendré que tomar medidas drásticas y sancionar a aquellas personas que sigan con todo esto, deben aprender a dejar la vida privada de las personas, y más de sus profesores... -hizo una pausa, tomó y exhaló aire, y dijo- sin más por favor continuemos con la materia, abran su libro en el capítulo 15.

Como era de esperarse nadie dijo nada, más bien creo nos sentíamos avergonzados, después del llamado de atención, los chismes se fueron en el viento, que por supuesto era lo mejor, el profesor tenía razón, era su vida personal y solo le competía a él.

Fueran o no, los rumores ciertos, era una situación muy difícil para cualquier persona que tenga que pasar por ello, era hasta cierto punto entendible que el profesor sea así, de todas maneras aunque no sabía si todo eso era real, empecé a verlo con otros ojos, más compasivo, más de respeto, y hasta empecé  a tratar de acercármele para concerlo mejor. 

Los viajes en el tiempo no dejan de ser una obsesión para mí, tanto por las cosas que han pasado en mi vida, que será tema de otro capítulo, como con situaciones que les pasa a los demás. Es ahí cuando empiezo a maquinar que debería encontrar la forma de viajar al pasado y solucionar los problemas que me agobian, y los de otras personas, como los del profesor, el solo imaginar que podría cambiar la vida de una persona que no tiene nada porqué vivir, me da fuerza, coraje, y a la vez una mezcla de sentimientos insanos por no encontrar la respuesta a los viajes en el tiempo.

¿Cómo sería la vida del hombre si pudiese cambiar su pasado para bien? Acaso la humanidad alcanzaría nuevos rumbos, alcanzaría paz, tranquilidad, una vida mejor. ¿Sería más feliz?...

¿Qué consecuencias traerían los viajes en el tiempo?... No serían los suficientes problemas para compararlos con los beneficios que vendrían a las vidas de las personas...

(Continúa en el siguiente  capítulo)

La Paradoja de los Viajes en el Tiempo (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora