Capítulo 35

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El camino de regreso fue terrible. La tormenta se volvió mucho más fuerte, y cada ciertos minutos, un viento feroz junto a baldes de lluvia nos envolvían, dejándonos con un rango de visión muy limitado.

Continuamos por el pueblo, se encontraba totalmente inundado. Me pregunto como lo harían las personas de aquí cuando llovía así.

A lo lejos, entre tinieblas y viento, logramos ver una luz. Pertenecía a la luz del porche donde anteriormente habíamos visto el mercadillo y también donde yo vi a aquella niña.

—¡Vamos por buen camino!— Alsé mi voz ya que debido a la tormenta era muy difícil escucharnos—. ¡Recuerdo la luz de ese porche, vamos!

Dicho esto, comenzó la furia de la lluvia. Llegó un gran viento junto a neblina y lluvia. Caminar era dificultoso, y avanzar lo era aún más.

Sujetaba mi gorra para que no se volase con el viento. Tuve que detener mi agarre debido a una horda que apareció frente a nosotros.

El sonido ensordecedor de la tormenta era tal, que el ruido de los disparos ni siquiera se oía. A pesar de que el fin del mundo había comenzado hace mucho, esta vez si que se sentía como el fin llegaba a nosotros. Ni más ni menos, era el principio del fin.

Aún cuando pensé que todo esto de los zombies y el apocalipsis sería genial, últimamente han pasado tantas cosas que me han demostrado lo contrario. A pesar de eso, aún sigo pensando que es divertido... Esas situaciones, para mí, simplemente han sido pruebas o niveles difíciles del juego que debo superar. Ahora mismo, debo estar en el nivel treinta y cinco como mínimo. Continuaré luchando junto a mis amigos y junto a Nick, porque somos máquinas de matar zombies, y estoy seguro de que lograremos sobrevivir.

La tormenta se tranquilizó y los infectados dejaron de aparecer por un buen rato. Logramos volver por el camino correcto, a lo lejos se podía ver la zona de juegos que anteriormente habíamos pasado.

—¡Vaya!— Exclamó Nick—. ¡La tormenta dejó acceso a un refugio!

—¡¿En serio?! ¿Dónde?— Grité.

Sentí la mano fría de Nick tomando mi mentón, girando mi cabeza hasta quedar mirando el lugar donde estaba el refugio.

—Y-Ya veo...— Tomé su mano en un amago quitarla, pero él me detuvo dándome un rápido beso, para luego alejarse un poco de mí—. Eres más inesperado que los Hunters...

—¿Ahora nos hemos puesto a crear piropos con zombies? Qué creativo eres, Ellis...— Pude notar el tono de sarcasmo en sus palabras.

—Eres un amargado...

Con el caminar lento, logramos llegar a la entrada justo a tiempo, pues la tormenta se precipitó nuevamente. Precisamente, gracias a aquella tormenta, fue que descubrimos este lugar, que anteriormente se encontraba cubierto por grandes tablones de madera; tablones que ahora están destrozados.

—¡Vamos, entren rápido!— Coach se ubicó a un costado de la puerta para protegernos mientras entrábamos.

Una vez que todos estuvimos dentro, cerró la puerta de golpe, justo en el momento en que la tormenta comenzó a arreciar.

El refugio en cuestión, se trataba de una casa con tres habitaciones, dos baños, una cocina, y al parecer el comedor estaba en el jardín. Si me lo preguntan, para mí era una casa de reyes.

—Estoy agotada... La tormenta seguirá, deberíamos dormir— Rochelle suspiraba mientras se encogía en el suelo—. ¿Alguien al menos trajo los pijamas de la otra vez? No pienso dormir con esta ropa mojada.

El principio del fin | Nellis/Gay ©Where stories live. Discover now