Capítulo 33

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—La infección fue creada por manos humanas.

—¿De qué rayos estás hablando, Coach?— Pregunté molesto.

—Ya me oíste, Nick— Respondió—. Hay muchas cosas que indican que esto es obra del ser humano.

—Chicos, creo que será mejor hablar de eso si llegamos a Nueva Orleans— Interrumpió Zoey—. Por ahora será mejor si nos concentramos en ir a esa estúpida gasolinera y buscar el combustible.

—Como sea...— Bufé.

No es que tenga algo contra Zoey, pero a veces me desespera con su estúpida actitud de chica linda e inteligente, y sobretodo odio cuando se le insinúa a Ellis.

...

De acuerdo. Sí. Tengo algo en contra de ella.

Al atrevesar por aquella calle donde se encontraba el puesto. Continuamos por un vecindario grande. Habían remolques y casas bastante cómodas.

Registramos las que pudimos, pero por desgracia lo único que había era ropa desgastada y sucia.

Sobreviviríamos con sólo dos botiquines y un par de armas. Si no lográbamos volver al barco con lo que teníamos, nuestra tumba acaba de ser cavada aquí en Mississippi.

***

Llegamos a un refugio. La calle estaba cortada (qué sorpresa), y tuvimos que entrar.

Parecía ser una entrada a una azucarera abandonada. Habían armas, bombas caseras y munición. Sentí la necesidad de descansar, pero no lo hice.

Lo único que quería era largarme de este lugar y llegar dónde esos estúpidos militares. Quiero estar en un lugar seguro donde Ellis también lo esté.

—Creo que ya tenemos todo listo— Dijo Zoey—. ¿Nos vamos ya?

Nadie respondió. Sólo avanzamos hasta ella esperando a que abriese la puerta.

Su mano comenzó a acercarse a la barra, pero Coach la detuvo.

—¿Qué ocurre?— Preguntó en un susurro.

—Es una Witch...— Respondió Coach—. Apaguen sus luces... ¡Ya!

—Creo que no será la única...— Suspiró Rochelle—. Habían notas en la pared, y según ellos, la azucarera está repleta de esas zorras.

—Porqué no me sorprende...

Era obvio. Nuestra misión no iba a ser tan sencilla considerando la enorme suerte que llevamos encima.

Abrimos la puerta y nos dirigimos a la azucarera.

No había ningún otro camino posible, llovía, todo lleno de Witches y zombies... Sí. Lo mejor de la vida.

—Joder, no puedo ver nada— Se quejó Ellis quien caminaba a mi lado—. Me está dando frío... La ropa que llevo está empapada.

—¿Es una clase de indirecta para abrazarte?— Pregunté con una sonrisa ladeada.

—No...— Respondió nervioso—. Aunque no me molestaría.

—¡Eh, ustedes los acalamerados!— Gritó la mocosa más adelante—. ¡Muévanse de una vez!

—Maldita mocosa del-

El principio del fin | Nellis/Gay ©Where stories live. Discover now