Capítulo 19

2.2K 228 148
                                    

Maldita sea, maldita sea, maldita sea... No. No. No.

Cientos de mujeres, miles de riñas con otros tipos, millones de veces en que perdía el sentido por un buen culo o por un buen par de senos. Ahora era distinto. No eran labios obscenos los que me movían, sino que una sonrisa de ángel posada en labios carnosos. No eran ojos seductores, era una mirada de inocencia que jamás había visto. No era un cuerpo voluminoso o curvilíneo con tacones...

Era un estúpido chiquillo lleno de aceite, sangre y mugre que vestía un overol con playera y gorra. Aquel mocoso que no paraba de mencionarme, que estaba obsecionado con hacer feliz a un miserable como yo, y que lo único que hacía, era entregarme su sonrisa y lágrimas.

El niño llorón feliz... MI niño llorón y feliz.

El túnel del amor. El maldito túnel del amor tuvo que ver en esto. Jamás me había enamorado, porque en aquellos días eso no me servía de nada y tampoco era como que me rodeara gente muy amable.

Ellis se transformó en mi razón de vivir. Mi única razón por la que quiero seguir viviendo y luchando. No sé que demonios hizo para lograr algo como hacer que mi corazón lata rápidamente sólo por cruzar miradas. Es sólo un chico que buscaba cumplir con su trabajo, y terminó enamorando al cliente.

Aún así, estoy seguro de que él no tiene ese tipo de intereses conmigo. Él aún es un chico joven que debe estar interesado en chicas y fiestas. Estoy seguro que me ve únicamente como a su mejor amigo, aquel que le insulta con cariño. Nada más.

Y aunque realmente sienta lo mismo, ¿de verdad funcionaría?

No.

La diferencia de edad es mucha, y si lo pienso, es estúpido. Lo conozco hace casi cinco días, y a pesar de que pareciese que nos conocemos de toda la vida, aún hay mucho que no sé de él. Lo lastimaría, y lo que menos quiero ahora es ver llorar a Ellis por mi culpa.

Desde que mencionó aquellas palabras...

"Nick... Tengo miedo de perderte."

Todo se volvió tan claro. Aquellas sensaciones tan confusas y desesperantes que tenía por Ellis, se habían aclarado con sólo esas palabras.

No puedo. Simplemente no puedo siquiera pensar en entablar algo serio con él. Sufriría por mi falta de afecto, por mi estúpida personalidad, por todo aquello que me hace yo mismo. No soy lo mejor para Ellis y jamás lo seré. Él se merece algo mejor, a alguien igual de angelical que él que pueda hacerlo realmente feliz.

No puedo permitirme seguir con él. Quise sacarle aquella información sobre quién le había enamorado para confirmar que su frágil corazón estaba fuera de peligro, pero no me ha dicho nada.

En cuanto lleguemos a aquella zona militar, me alejaré. Me entregaré como un criminal, me suicidaré muy lejos sin que él lo sepa, le conseguiré alguna chica, ¡no lo sé! Haré lo que sea para separar su dulce inocencia de mi asquerosa existencia.

—Cogh... Ejem...— No dormí. Necesitaba admirar al mocoso por última vez hasta que llegásemos. En eso el piloto comenzó a toser de forma extraña—. ¡Cogh!

—Bill, ¿se encuentra bien?— Le pregunté en silencioso.

—Argh... Sí, no te preocupes— Respondió con voz carrazposa—. Sólo es... cogh... una insignificante tos... Ha de ser por la vejez.

—Mmm...— Asentí.

Tenía un mal presentimiento. Un horrible presentimiento.

Cargué una de mis pistolas, más vale estar prevenido. Desperté suavemente a cada uno de los del equipo. No sé cuanto tiempo habría pasado desde que despegamos, pero estoy seguro que ha de ser menos de una hora.

El principio del fin | Nellis/Gay ©Where stories live. Discover now