Epílogo o Poema Final

Start from the beginning
                                    

No me odies, por favor.

Sé que quizás he perdido la razón,

pero es lo que la separación ha provocado.

Me duele extrañarteme duele amarte en esta sórdida oscuridad, sin esperar tu amor a cambio.

Nadie me va a amar como tú lo has hecho, nadie va a soportar mi actitud de mierda, mi inestabilidad y mi obsesión por ser siempre el primero.

No hay nadie como tú.

Nunca habrá nadie como tú.

Fui tan afortunado al tenerte... Por eso te alejé antes de que te echaras a perder estando conmigo.

A veces hacer lo correcto es más complicado que simplemente mentir. A veces tienes que hacer ciertos sacrificios.

Y vale la pena vivir en la penumbra si tu luz es cada vez más vivaz.

Quizás en otra vida lo nuestro pueda funcionar.

Ahora tengo que soportar el vivir de espejismos:

Recordando tu tacto, imaginándote sobre mi cuerpo, escuchándote recitar tu visión del mundo, la cual siempre fue más acertada que la mía.

Te extraño tanto...

Pero vale la pena si el mundo puede disfrutar de tu poesía.

Te vi viajar y llegar a las estrellas. Mientras que en la más inhóspita soledad, me tocó amarte en silencio.

Te extraño tanto...

Pero no me importa si sigues haciendo arte,

si sigues siendo arte.

Espero volverte a ver algún día,

quiero decirte que, gracias a ti, mi vida se convirtió en poesía.

Lo nuestro fue poético... Es arte, debes verla desde distintas perspectivas».

— Fui muy cruel. — Dijo finalmente. — Pero espero tener tu perdón, Frankie... No sé si lo merezco, ni siquiera sé si puedes creerme. También quiero pedirte perdón por ser un idiota desde incluso antes de que decidiera separarme de ti. No sé si te hayas dado cuenta... Pero te hice daño desde el inicio. 

Esa última aseveración me descolocó; fue aún más inesperada. 

Todo parecía tan irreal, como si estuviera soñando. 

— Sé que tú estuviste enamorado de mí desde un principio, cuando yo sólo jugaba contigo y te aturdía con mi maldito carácter de adolescente pseudo-intelectual con conocimientos sobrevalorados del mundo. 

Tomé su mano y, suavemente, la acaricié con mi pulgar.

— Dios... — Musité. — ¿Quién eres y qué hiciste con Gerard? 

— Quizás sólo me faltaba tomarme mi tiempo para darme cuenta de todos mis fallos y poder mejorar. Sea contigo, o con cualquier otra persona en el futuro, prometo no volver a jugar con nadie de esa manera; fingiendo que no sé lo que es amar, escondiendo que estoy enamorado sólo para parecer interesante. Porque eso... ¡Es tan estúpido! Si me hubiera dado cuenta de todo esto antes, quizás lo nuestro habría funcionado. 

Alguna vez perdoné a Gerard por los errores que cometió antes de conocerme y luego, después de la inevitable reflexión, me di cuenta de que es más fácil perdonar a otro cuando comete un error con alguien más, pero que todo cambia cuando el error lo comete contigo, que en ese caso, aunque te conste que esa persona cambió, es más difícil perdonarla, porque sabes que existe la posibilidad de que pueda volver a cagarla contigo. 

Alguna vez, perdí el tiempo imaginándome que Gerard me pedía perdón algún día, siempre me imaginé que yo respondería algo como: «Te perdono, ahora espero que no la cagues en el futuro con alguien más, así como lo hiciste conmigo». Pensaba llegar a un acuerdo de paz: Donde él quedaría fuera de mi vida, pero tendría que conformarse con mi perdón y yo viviría tranquilo sabiendo que quedamos en buenos términos. Pero esa mañana en la galería todo fue tan distinto... A lo mejor es porque jamás me imaginé que Gerard me mintiera en esa carta sólo para que no retrasara mi futuro por él. Tampoco me esperé que se  diera cuenta de que fue un idiota, de que me hizo sufrir desde un principio con aquella mierda de "sólo me inspiras a hacer arte, no estoy enamorado de ti". Simplemente no me esperaba que el cambio fuera tan radical.

No lo sé, quizás cuando teníamos diecisiete años no era nuestro momento para estar juntos; los dos por igual teníamos que mejorar.

Por él aprendí a amarme a mí mismo, aprendí a dejar de lado la inseguridad. 

Por mí él descubrió lo que es el amor, incluso fue capaz de dejarme ir para que yo fuera feliz sabiendo que él sería miserable gracias a ello, incluso sabiendo que lo más probable era que yo lo odiara. 

Pero si en aquel entonces hubiésemos sido los que somos hoy en día, no habría hecho falta romper corazones. No habría ocurrido la parte patética de la historia. 

Si en aquel entonces él hubiese sido el Gerard de hoy, nunca me habría lastimado y, probablemente, habría encontrado una forma de pedirme que me fuera a Londres sin tener que hacerme mierda.

Si en aquel entonces yo hubiese sido el Frank que soy hoy en día, ni siquiera hubiese hecho falta que él me pidiera que me fuera, porque yo habría pensado en mí, me habría querido lo suficiente como para ir a hacer lo que yo quisiera, estando tranquilo al saber que mi pareja, a pesar de estar lejos, me apoyaría con todos mis planes. 

Si en aquel entonces hubiésemos sido lo que somos ahora, todo habría sido perfecto, pero ahí está el detalle: Somos los que somos ahora gracias a esa separación, gracias a todo lo que pasó.

Así que puedo llegar a la conclusión de que toda la mierda que fuimos y toda la mierda por la que pasamos fue algo inevitable, algo perfectamente estructurado que tuvo que haber pasado: Algo que nos jodió a ambos pero que, finalmente, devino en algo bueno, en nuestro crecimiento.

Quizás en aquel entonces no estuvimos listos el uno para el otro; habríamos terminado en una relación tóxica de co-dependencia, sueños frustrados y culpas. Quizás sólo teníamos que darnos el tiempo de revisarnos por nuestra cuenta y mejorar para nuestro propio bien y, quizás luego, ver qué podría pasar.

Tal vez tenía que ser así. Teníamos que estar lejos y volver a vernos después de unos cuantos años; más grandes, más maduros, aceptando nuestros defectos y equivocaciones, más listos para estar juntos.

— ¿Quieres saber por qué la exposición se llama Supernova? — Cuando volteé a verlo, noté que estaba llorando, pero trataba de mantener una sonrisa.

— Una supernova es una explosión estelar que produce objetos muy brillantes en la esfera celeste. — Me sentí Wikipedia al saber eso.

— Tú vendrías siendo eso para mí; una especie de explosión estelar... Llena de luz, de poesía, de colores, de arte, de los sentimientos más hermosos que aún no tienen definición.

— ¿Quieres decir que sí me amaste, Gerard Way?

— Aún lo hago... Nadie en su sano juicio sería capaz de no amarte una vez que llega a conocerte. Si no te amara, no habría hecho una estupidez con tal de que te realizaras.

Sé que él no estaba esperando esto de mí, pero no pude evitarlo; simplemente, lo besé. Y allí sentí aquello que no había sentido en años: La bendita explosión, las estrellas, los colores. 

Quizás nunca lo necesité para ser feliz... Pero sí para sentirme completo. Quizás él no es un todo, pero sí una pieza importante.

Ahora creo que tenía que ser de esta manera: Lo nuestro tenía que ser, sin embargo, teníamos que esperar el momento adecuado. 

No sabría decir si nuestra historia es poética o patética; tal vez una especie híbrido.


Fin.

Path(po)etic; FrerardWhere stories live. Discover now