Capítulo 6

3.5K 470 1.3K
                                    

El hecho de que yo hubiese encontrado la manera de solucionar nuestro problema de no tener un plan, no significó para nada que el día iba a mejorar. Por el contrario, ese sábado se aplicó bastante bien la ley de Murphy; si algo puede salir mal, entonces saldrá mal.

Cuando llamé a papá, me dijo que estaba ocupado con unos asuntos del trabajo que se le presentaron de último minuto, así que no me quedaba de otra más que llamar a mi madre, quien me dijo que estaba en la tienda de muebles comprando una nueva lámpara para la sala, porque la nuestra ya había cumplido su ciclo de vida. Yo le dije: « ¿Te falta mucho? Porque podemos esperar a que vengas por nosotros»... ¿Y saben qué respondió?: «Después de que compre la lámpara iré directo a la casa, no pienso conducir más por hoy, así que, si quieres que los lleve, tendrán que venir».

... Esa bruja... La tienda de muebles quedaba a mitad de camino entre el centro comercial y mi casa. Tuvimos que caminar todo ese trayecto.

Al principio nos divertíamos caminando y hablando nuestras tonterías, pero llegó un punto en el que ya estábamos exhaustos, nuestros pies no respondían y estábamos a punto de morir. Para peor, llegando a nuestro destino, comenzó a llover.

— ¡MALDICIÓN! — Gritó Lindsey, harta de lo mal que estaba yendo el día. — ¡¿QUÉ OTRA COSA PUEDE SALIR MAL?!

Y pasó un auto por encima de un charco... ¿Y quiénes quedaron empapados por culpa de ese maldito charco gigante? Nosotros.

Cuando por fin llegamos a la tienda de muebles, nos encontramos con mi antipática progenitora en la entrada, quien ni siquiera se dignó a saludar a mis amigos, solamente nos dijo:

— No dejaré que se suban así de sucios a mi auto.

— ¡Pero mamá! — Protesté. — Hemos caminado mucho para llegar acá.

— Y si pudieron hacer eso, pueden llegar hasta casa, cariño. — Noté mucho sarcasmo en su tono "cariñoso".

Dicho esto, se subió a su poderoso auto y nos dejó allí varados como unos huérfanos.

— Bueno... — Dijo Patrick. — Vean el lado bueno, al menos ha dejado de llover.

— Y nosotros estamos empapados, sucios, cansados y la mamá de Frank es una perra. — Respondió Lindsey. — Sin ofender.

— No me ofende. — Me encogí de hombros. — Más bien me hace feliz que lo hayas dicho tú, porque si yo lo decía, iba a ser inapropiado... ¿Entonces? ¿Seguiremos caminando como unos desgraciados?

— Ay no. — Dijo Patrick. — Yo sólo quiero darme un baño caliente en este momento y tomar una buena taza de café mientras estoy enrollado en mis mantas como un sushi y escucho musiquita sad.

— Eso me suena como un buen plan. — Mencionó Mikey. — Y pensar que me estoy perdiendo el capítulo nuevo de Mahoutsukai No Yome por esto.

— Vamos, chicos. — Gerard trató de animarnos. — No podemos dejar que nuestro día se arruine.

— Por si no te diste cuenta. — Contestó Lindsey. — Ya está arruinado.

— Pues yo creo que Gerard tiene razón, hay que ser positivos. — Dijo Andy, mientras que no nos quedaba de otra más que seguir caminando. — Supongo que ya todo lo malo pasó ¿No? El día ya no podría ser más asqueroso, así que... — Se detuvo de la nada. Nosotros caminamos dos pasos más cuando nos dimos cuenta de que él había dejado avanzar y ahora su expresión facial no denotaba "positivismo".

— ¿Qué pasó? — Pregunté.

Él respiró hondo y tratando de mantener la paz que ya no tenía, me respondió:

Path(po)etic; FrerardOù les histoires vivent. Découvrez maintenant