Capítulo 23

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Dejé rápido la casa de Andy aunque él y Patrick me estaban siguiendo el paso preguntándome a cada momento a dónde iba y qué pensaba hacer, pero yo no les di respuesta y caminé hasta la estación de autobuses, tomé el primero que me dejara cerca de la casa de Lindsey sin dejar que ellos me siguieran, no tenía tiempo de detenerme a darles explicaciones innecesarias, tampoco quería que interfirieran. Realmente no sabía muy bien cómo iban a salir las cosas, ni siquiera sabía lo que iba a decirle porque, sinceramente, yo no estaba razonando, sólo sé que estaba furibundo, que Lindsey llevaba tanto tiempo molestando y esparciendo su asqueroso veneno, que cuando le echó la culpa a Gerard por todas las mierdas que ELLA misma había hecho, sencillamente no pude soportarlo.

Llevaba días metiéndose conmigo, diciendo cosas sobre mí que incluso eran falsas, luego apareció de la nada a querer ser mi amiga de nuevo, pero en vez de pedirme una disculpa, lo que hizo fue tirarme más mierda, hacer pública su declaración del odio que me tenía, pero esto no me afectó tanto, si ella solamente se hubiera metido conmigo, creo que yo habría seguido ignorándola, utilizando la indiferencia como la mejor de las armas, porque estaba seguro de que a ella le frustraba que yo no le diera ni una pizca de mi atención, sin embargo, si su plan desde un principio fue llamar mi atención con esos mensajes y lograr algún tipo de reacción en mí, entonces lo logró. Pudo meterse conmigo sin obtener respuestas, como si hubiese estado todo el tiempo discutiendo con la pared, pero cuando se metió con Gerard, fue cuando realmente reaccioné.

Estaba tan colérico, como si me encontrara poseído por el diablo o algo por el estilo, porque si yo hubiese podido detenerme a razonar en esos momentos, si no hubiera actuado impulsivamente, sin duda alguna, no habría tomado la iniciativa de haber ido a casa de Lindsey, porque hablar con ella no valdría la pena, era perder el tiempo con alguien que no lo valía.

Ella era como esos niños odiosos que te dan ganas de estrangular, aquellos que, aunque no tengan la razón, siguen imponiéndose y dando argumentos tontos, esos que te hacen gastar tus energías al contestarles, porque no sólo no lograrás cambiar su manera de pensar, si no que tendrás que soportar cómo se burlan, se tapan los oídos para no escucharte más o gritan su opinión y la repiten y repiten hasta aturdirte. Probablemente, Lindsey era así cuando era pequeña, seguramente era de las niñas que esparcen chismes en la escuela del tipo: "No te juntes con fulanito porque tiene piojos", porque técnicamente ya era así a sus diecisiete años; una niña odiosa que jamás creció.

Gastaría saliva al hablar con ella, también me pondría a su nivel si le decía todos los insultos que resonaban en mi mente, pero nada de eso me importaba, yo sólo quería drenar mi rabia, soltarlo todo, porque si no, acabaría explotando.

Cuando llegué a su casa, fue ella quien me abrió la puerta.

— ¡Frankie! — Me mostró su sonrisa hipócrita e inmediatamente me dejó entrar, creo que este fue su primer error, porque si me hubiese dejado hablar primero, habría podido cerrarme la puerta en la cara para no seguir escuchándome y así habernos ahorrado el respectivo baño de sangre que yo pensaba llevar a cabo. — No esperaba que vinieras ¿Cómo estás?

— Ah, no sé, dime tú; primero me entero de que me odias porque aparentemente soy mejor que tú, también trataste de hacerme la vida imposible y ahora tratas de hacer lo mismo con Gerard ¿Cómo debería sentirme?

— ¿Perdón? — Me miró arqueando la ceja.

— Patrick nos mostró tus mensajes, hipócrita. Honestamente ¿Qué diablos te pasó por la cabeza cuando escribiste todas esas mierdas?

— Reconciliarme con ustedes ¿No quedó claro?

— ¡Pues no! Todo lo que leí fue tu odio hacia mí y ahora hacia Gerard ¿Cómo se te ocurre culparlo de tus errores? ¿Cuándo vas a dejar de ser tan estúpida y vas a crecer?

Path(po)etic; FrerardWhere stories live. Discover now