Capítulo 17

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Tuve un extraño sueño en donde Gerard y yo estábamos en la escuela, sentados en las escaleras; no estábamos solos, muchas personas caminaban por el pasillo, subían y bajaban los escalones pero nunca nos llegaban a prestar atención, como si no existiéramos. Mientras tanto, él y yo estábamos ensimismados en nosotros mismos, así como todos los transeúntes hacían como si nosotros no existiéramos, nosotros hacíamos como si ellos no existieran, como si sólo fuésemos los dos en todo el pasillo, me atrevería a decir que en toda la escuela. No estábamos hablando, ninguno de los dos dijo ni una sola palabra en todo lo que duró aquel sueño; un sueño demasiado vívido, tan real. Mi mano derecha estaba posada sobre el escalón, en el pequeño espacio entre nosotros, y él sólo la acaricia con la yema de sus dedos, yo levanto mi mano y hago lo mismo, nuestros dedos rozan la palma de nuestras manos y también la parte de atrás, pero nunca llegamos a entrelazarlos aunque parezca que estemos por hacerlo. Parecemos estar demasiado distraídos en esta acción en la que sólo jugueteamos con nuestros dedos y nada más. Y cuando nuestros dedos se entrelazan, cuando por fin me toma de la mano, termino despertando.

Al abrir mis ojos, él fue lo primero que vi; tenía la vista fija en mi rostro, como si hubiese estado mirándome atentamente mientras dormía, al mismo tiempo que estaba acariciando mi cabello, seguramente se distrajo en eso.

Eran casi las tres de la tarde cuando llegamos a su casa, no vi a Mikey, Gerard me contó que había pasado todo el fin de semana encerrado en su cuarto, sin tener ningún tipo de contacto con el mundo exterior, sólo salía de su cueva para tomar agua, comer e ir al baño, pero que de todas formas no quiso hablar con su hermano mayor. Gerard me preguntó a qué se debía la actitud de Mikey, porque estaba claro que yo debía saberlo, el mismo Gerard vio cómo todo se originó a raíz de aquella reunión el sábado, yo le respondí que por los momentos no era nada de lo que debiera preocuparse, le dije que me sentía pésimo por el estado anímico de Mikey, pero que yo mismo lo solucionaría. Acostumbrado a un grupo de amigos donde esta clase de explicaciones no bastaban sino que tenía que dar detalles sobre cada cosa que sucedía en mi vida, se me hizo extraño que mis vagas palabras fueran suficientes para Gerard, quien no me pidió más detalles ni explicaciones, sólo le bastó con saber que lo que sea que le pasara a Mikey se iba a solucionar porque yo mismo me encargaría de eso.

Estando en su cuarto, hicimos lo que él dijo que haríamos; nos acostamos en su cama a fumar y a oír en silencio un álbum llamado Ape in Pink Marble de un tal Devendra Banhart, nunca había escuchado de él o alguna de sus canciones antes, porque nunca han sido mi estilo esas canciones folk psicodélicas que nadie conoce, ese era más el estilo de Gerard.

No hicimos nada más que entrar en un trance de relajación inmenso mientras escuchábamos esas canciones tan relajantes; todas tenían un ritmo simple, algunas eran acústicas y otras más rítmicas, pero todas con influencias de la música de los años 70 u 80, además de que la voz del cantante era igual a la de los demás exponentes del género (para mí todos cantan casi igual), el álbum no fue para nada pesado, sino todo lo contrario, además de que las letras eran muy buenas y profundas. Me gustó mucho a pesar de lo distinto que era a toda mi música emo, eso me pasaba con las canciones de Gerard, eran muy pocas las que me desagradaban, él se encargaba muy bien de inducirme a su mundo de arte y canciones desconocidas. Estar con Gerard era culturizarse.

Y mientras estuvimos escuchando la música no dijimos nada, pero nos sentíamos bien el uno con el otro, como si las canciones hablaran por nosotros y eso para mí era perfecto.

Cuando acabó el álbum hablamos un rato al respecto, Gerard se veía muy contento de que me gustara. Después tomamos café en la cocina, tenía razón cuando dijo que Mikey no había salido de su cuarto y que no lo haría, porque nunca lo hizo. Pero siendo sincero, yo ya no estaba pensando en Mikey, estaba más pendiente de estar con Gerard que de otra cosa. Sentía que todo iba muy bien. De tantas cosas que hablamos, no tocamos el tema del beso, y eso estaba bien para mí, porque no había incomodidad entre nosotros ni tampoco esa tensión romántica/sexual que te obliga a sentir ansiedad, sólo éramos nosotros pasando tiempo juntos y por la manera en que lo hacíamos, habríamos podido ser lo que sea; amigos, mejores amigos, cómplices, novios o amantes. Daba igual, porque nos sentíamos bien el uno con el otro.

Path(po)etic; FrerardWhere stories live. Discover now