Capítulo 12

3.5K 415 1.5K
                                    

La portada del cuaderno era un dibujo a color, donde se puede detallar que somos nosotros dos sentados en aquel mueble en la sala del museo donde estaban las obras de Magritte; Gerard aparece señalando alguna pintura mientras yo lo observo con admiración.

Era simplemente hermoso, demasiado bueno para ser verdad. Las cosas estaban sucediendo tan rápido que me daba un poco de miedo, incluso desconfianza, porque sí, normalmente, cuando me pasan cosas buenas, desconfío. Cuando todo me está saliendo bien en la vida, no puedo disfrutarlo del todo, porque siento que de alguna manera me está pasando algo bueno porque luego se vendrá una gran ola de sufrimiento y destrucción. No me puedo fiar con la vida y se me hace sospechoso que me pase algo bueno cuando normalmente mi vida es una larga cadena de hastío, desgracias, y fugaces momentos felices.

Aunque todo me pareciera extraño, quise disfrutarlo, saborear esa felicidad precisamente porque en cualquier momento podría terminar.

— ¿Y? — Me miraba ansioso, parecía un niño pequeño buscando mi aprobación. — ¿Te gusta? No sabes cuántas noches tardé haciéndolo, porque yo... Quería que fuera perfecto. Se me ocurrió darte esto porque tu cuaderno de poemas está por acabarse.

Y probablemente terminaría de acabarse esa noche por su culpa.

— Es... — Suspiré. — Es perfecto.

— ¿De verdad lo crees? — Me derretí completamente cuando su sonrisa se volvió más grande, mostrando a la perfección sus pequeños dientecitos.

— ¿Por qué te mentiría? — Le sonreí de vuelta. — Me encanta, Gee. Gracias.

Me incliné hacia él para darle un abrazo, y él se removió en su asiento para acercarse más a mí, correspondió a mi abrazo, fue muy breve, pero cuando nos separamos, nuestras mejillas rozaron y es que nuestros rostros estaban tan cerca y con el contacto visual tan intenso que hicimos ante ese roce, el beso era inminente; inconscientemente nos fuimos acercando más y más.

Y luego...

— Ah, Frankie. Así que estabas aquí. — Mikey rompió mi pequeña burbuja.

Apenas llegó, nosotros nos distanciamos de una manera impresionante, aún aturdidos al haber salido tan abruptamente de nuestro trance. Me tardé asimilar lo que acababa de pasar, o mejor dicho, lo que pudo haber pasado.

—... Y tú también. — Se dirigió a Gerard después.

— Es que le estaba dando su regalo a Frank fuera de la mirada de nuestros amigos, sabes cómo son de indiscretos en todo. — Si hubiera sido yo quien tenía que dar explicaciones, seguramente habría estado todo rojo de la vergüenza y tartamudeando como un tonto, pero él se mantenía al margen, como si lo que sucedió entre nosotros no hubiese pasado. Lo comprendo, él mismo dijo que no podía enamorarse, así que seguramente por eso estaba tan calmado, seguramente su corazón no estaba acelerado como el mío. — De todos modos...

— ¡MIKEY! — Andy apareció corriendo desde las escaleras. — ¡Te dije que...! — Nos miró a Gerard y a mí ahí sentados, luego miró a Mikey. Por su cara, me di cuenta de que dio con la explicación de lo que pasó. — ¡NO! — Gerard y Mikey lo miraron confundidos. — ¡MIERDA, NO!

— Yo... — Gerard se levantó. — No sé qué está pasando aquí, así que bajaré, volveré a la fiesta. Nos vemos.

— ¡NO! — Siguió Andy, y Gerard bajó las escaleras con pasos apurados sin prestarle atención, quizás pensando que actuaba como un desquiciado debido a lo ebrio que estaba.

— Yo tampoco sé qué está pasando aquí. — Dijo Mikey. — Yo... Sólo quería usar el baño.

— ¡También hay un baño abajo, Mikey Way! ¡HAY UN MALDITO BAÑO ABAJO! ¿Y TÚ TENÍAS QUE VENIR PRECISAMENTE A ESTE? ES QUE TENÍAS GANAS DE JODER Y YA.

Path(po)etic; FrerardWhere stories live. Discover now