Capítulo 14

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«Cruzaría a nado el Lago Michigan

Vendería mis zapatos

Daría mi cuerpo para estar de vuelta

En el resto de la habitación

Para estar a solas contigo

Entregaste tu cuerpo a los solitarios

Ellos se llevaron tu ropa

Renunciaste a una esposa y una familia

Entregaste tu fantasma

Para estar a solas conmigo

Te subiste a un árbol

Para estar a solas conmigo

Nunca he conocido a un hombre que me amara»


— ¿Y qué tal si Gerard cambia por ti? — Me pregunta Patrick entonces. — ¿Y si logras enamorarlo?

— No sé si sea un riesgo que esté dispuesto a correr. Así que...

Tuve que callarme, porque mi atención se enfocó en la puerta de la biblioteca, Patrick tuvo que mirar a la misma dirección, pues Andy había entrado y a juzgar por su cara, estaba enojado, pero se veía como la clase de enojo que tenía en mi fiesta cuando Mikey nos interrumpió a Gerard y a mí. Caminó a pasos firmes hasta pararse frente a mí, y sin decir ni una sola palabra, me abofeteó.

Llamó la atención de todo el mundo, incluso la bibliotecaria tuvo que regañarlo y amenazar con sacarlo de la biblioteca, pero a él le dio igual. Patrick nos miraba boquiabierto, sin entender lo que estaba sucediendo, yo me encontraba en las mismas, con la mano en mi mejilla, preguntándome qué diablos había hecho para merecer que me golpeara.

— ¡¿Y ahora qué hice?!

Por culpa de mi fuerte exclamación, nos terminaron echando a los dos de la biblioteca, así que tuvimos que hacer caso, y Patrick estuvo acompañándonos como si a él también le hubiesen llamado la atención.

— ¡¿Y ahora qué hice?! — Insistí con un tono de voz más alto una vez que estuvimos fuera de la biblioteca.

— ¡¿Me puedes decir por qué acabo de escuchar que Lindsey le estaba diciendo a Frances que "pueden estar tranquilas" porque tú mismo juraste que "no sientes nada por Gerard"?! ¡¿A ti qué coño te pasa?!

OKAY, le conté que las chicas estaban hablando mal sobre él y que no lo defendí y le dio completamente igual, pero se enteró de que dije que no me gustaba Gerard y me golpeó. Al parecer, este niño no tenía sus prioridades muy ordenadas que digamos.

— ¡¿Qué?! — Ahora Patrick también parecía molesto. — ¡¿De verdad hiciste eso, Frank?!

— Pues... Sí ¿Qué querían que hiciera? Ella me preguntó si él me gustaba.

— ¡Bueno! — Insistió el pelinegro. — ¡Tenías que decirle que sí y ya! ¡¿Cuál era la necesidad de decir que no?! Ahora ella está muy feliz diciéndole a Frances: «No tenemos de qué preocuparnos, a Frank no le gusta Gerard, así que no le va a prestar atención sin importar lo que haga». — Exageró una voz muy aguda al haber citado las palabras que escuchó de Lindsey.

Path(po)etic; FrerardWhere stories live. Discover now