Capítulo 33

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El lunes, Gerard llegó a la escuela con una importante noticia: 

— Me iré a Nueva York después de que nos graduemos. — Lo soltó sin rodeos. — Quizás cuando termine el verano. 

Yo estaba en la entrada, sentado en una banca mientras escribía un poema, el cuaderno se me cayó de las manos cuando él, sin una pizca de tacto, me contó sobre sus planes de irse lejos. 

— ¿Estás bien? — Se agachó para recoger el cuaderno, una vez que me lo entregó, se sentó junto a mí. 

— Yo... S-sí, sí. — Le dije un tanto desorientado. — Es que me tomó por sorpresa que el sábado dijeras que ibas a hacer una cosa y hoy digas que vas a hacer todo lo contrario. 

— Sí... Es que ayer hablé con Mikey al respecto. 

— ¿Y qué pasó? 

— Me pidió que me fuera. 

«Mierda...». Pensé. «Pobre Gee». 

— Oh... — Fue lo único que dije. 

— Pero no lo dijo en mal plan, no lo dijo porque no quisiera verme o algo así. Me dijo que no retrasara mi futuro por él, que se sentiría terrible si lo hiciera. Dijo que no me preocupara tanto por él, me recordó, además, que ya no es un niño y que sabe cuidarse solo. Me pidió que confiara más en él y esas cosas... — Suspiró. — En parte, me siento un poco aliviado, mi papá ya no nos tiene en el completo abandono, va a casa cuando puede y nos llama más seguido. Pero de todos modos, sí, supongo que debería dejar de ser tan sobreprotector con Mikey y aceptar que llegó el momento en que debemos seguir caminos separados. 

— Bueno, al menos me alegro de que te haya pedido que te vayas porque se preocupa por ti y no porque te odia o algo así. 

— Las cosas han cambiado mucho con Mikey, Frank. Él ha madurado, tiene una percepción muy distinta del mundo desde que dejó de juntarse con Lindsey y las demás mierdas.

La última vez que había visto a Mikey, él me había hecho la "advertencia" de que Gerard acabaría lastimándome. Desde aquel día, las únicas noticias que tuve de él eran cuando Gerard lo mencionaba en alguna que otra oración. En ese momento, comenzaba a preguntarme si ahora, después de meses, se retractaba de toda la mierda que habló sobre su hermano mayor y de haberme dicho que era una basura que sólo me haría daño. 

— ¿Qué piensas al respecto? — Me preguntó. 

— ¿Que qué pienso? — Dije de manera neutral. — Eso da igual, de todos modos te vas a ir sin importar lo que diga ¿Verdad?

— Estás en lo correcto, sí. Pero sea como sea, me importa lo que pienses, quiero saber si estás bien con eso. 

— Claro que sí. — Alcé los hombros. — De todos modos, la separación no es la gran cosa. — Dije más para mí mismo que para él.

— Supongo que aún nos quedan los fines de semana, feriados y temporadas de vacaciones. 

— Además, aún existe la posibilidad de que me acepten en la universidad de Nueva York y pueda irme contigo. 

— Es lo que más quisiera. — Recostó su cabeza en mi hombro. — De verdad deseo que vayas conmigo... Me temo que ya me he acostumbrado a verte todos los días  y no quiero perder eso. 

— Pase lo que pase, hagamos que estos últimos meses de preparatoria sean inolvidables, luego hagamos lo mismo con el verano y ya después que pase lo que tenga que pasar. 

Path(po)etic; FrerardWhere stories live. Discover now