Capítulo 38

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Estaba consiente de todo ese mar de emociones que apresaba en mi interior causando que se encendiera un núcleo de fuego, torbellinos, tormentas eléctricas y una invasión de meteoros a punto de interceptar en mi mundo envolviendo todo en llamas.

Cuando uno está rodeado de las personas correctas, es difícil querer separarse de ellas. Principalmente porque te han dejado un lugar dentro de sus corazones.

Y yo siempre temí en fallarles.

Me alisé el vestido mientras iba en busca de mis zapatillas, porque ni de chiste iba a usar unos tacones a pesar de que mi tía y Rowan me chillaban que lo hiciera, además, yo estaba evitando un tropiezo al instante que pasaría por mi certificado orgullosa de mis esfuerzos. Verme en el espejo con un aspecto diferente me causó un vuelco en el estómago y seguido de nostalgia, el cabello me lo había planchado, llevaba un poco de maquillaje y un bonito labial que hacía contraste con el color de la ropa. Liberé un suspiro indicando que ya estaba lista y fui en busca del bonito saco que Rowan me había regalado.

Una vez en la sala reunida con la familia, fuimos directo al auto, estaba feliz, porque esta vez mis padres estaban de nuevo, esta vez juntos. Los nervios seguían a flor de piel cuando mi padre me preguntaba si Park se presentaría, porque estaba ansioso por conocerlo, mi madre se encargó de darle un leve golpe en la cabeza y le llamó la atención para que no lo amenazara. En ese momento, tragué saliva.

No quería ni imaginarme la charla entre ellos dos.

—No se preocupe, tío —comenzó a decir Theo— al chico lo tenemos bien vigiladito desde que empezó a salir con Violet.

—Ya hasta nos tiene miedo —se rio Gus estando tras el volante— nosotros lo aprobamos.

—Pero falta la prueba final —intervino mi padre y yo blanqueé los ojos.

En definitiva, no fue una gran idea subirse a la camioneta, toda la familia Neeson estaba junta.

Mientras la conversación seguía y empezaban una absurda apuesta infantil entre mis primos y mi padre, preferí hacer de oídos sordos y mirar por la ventana hasta llegar a los terrenos de la preparatoria.

El edificio, que de por sí era enorme, se veía aún más sorprendente adornado en el exterior con luces de colores y banderines. Los autos llegaban de a montón generando un embotellamiento en el estacionamiento, así que no nos quedó de otra que bajarnos una media esquina antes y caminar por el jardín, mientras que Gus y Theo luego nos alcanzarían. Me froté las manos para mantenerlas calientes, hacía frío y mis piernas tiritaban.

O tal vez seguían siendo los nervios.

Empujé la puerta de la entrada y dejé que pasaran mi familia, tío Otto silbó de lo hermoso que estaba adornado el corredor e hizo un chiste de la única vez que visitó el lugar cuando el director lo había llamado el día en que me metí en problemas.

—¿Cuál es la necesidad de retroceder en el tiempo? —Me encogí de hombros mirándolo.

—Que me gusta desquitarme, sobrina —se rio a carcajadas y fruncí el ceño.

Ya no me simpatiza. Pensé.

No éramos los únicos que estábamos por los pasillos, más estudiantes se presentaron reuniéndose con su familia y amigos, se sacaban fotografías y se divertían entre ellos. Logré reconocer a algunos compañeros de mi grupo, algunos me regalaron una sonrisa y les correspondí el saludo. Al momento de divisar entre la multitud a la pelirroja no dudé en adelantarme para sorprenderla, Lawrence fue el primero en percatarse de mi presencia y le sonreí.

El universo en tu miradaWhere stories live. Discover now