Capítulo 25

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¿Desde cuándo estaba permitido besarse en una primera cita?

¡Por todos los planetas!

Estaba cegada con volver a sentir esos labios de algodón, sinceramente no le tomé tanta importancia a la textura de sus labios o sabor. No sabía que los labios tenían sabor, al menos yo no sentí nada de eso que explican en los libros. Pero si un mar de emociones galácticas.

Tuve que guardarme todas esas emociones para mí misma, mis primos me habían interrogado durante el desayuno. Era evidente que habían visto el beso al final. No sabía cómo hablar sobre el tema, es más, ni siquiera me atrevería a contárselos.

—Por favor dinos que no estás viendo corazones por todos lados —Gus me miró desde el retrovisor, su mirada vacilaba entre la diversión y la seriedad.

—¡Claro que no!

En cambio, Theo —quién me había ganado el asiento del copiloto—, tenía la vista clavada en su celular.

—¿No será Theo el que está comportándose diferente? —Le sonreí—. Tal vez él tenga el síndrome del enamoramiento desenfrenado.

Yo no pensaba de esa manera, ya saben, corazones flotantes, amor en el aire, etcétera. Estar enamorada significaba mantenerse dentro de la órbita y no desequilibrarse, ya que al final se volvería un caos.

Amaba esa sensación, sí, no saben cuánto lo disfrutaba.

No sé si el día estaba diferente o yo estaba siendo paranoica tratando de verlo de esa forma. Al momento de llegar a la puerta de la preparatoria, unas tremendas ganas de salir huyendo pasaron por mi cabeza.

—Ya lo sabes primita. Quiero que ese chico tenga las manos muy apartadas de ti. Posiblemente nuestros padres se conozcan, pero ante nosotros dos... —se señaló y luego a su hermano quien me advirtió con la mirada de que algo estarían planeando. Algo siniestro si Park metiese la pata o viceversa. —Sigue siendo un desconocido.

—¡Oh dios mío, Gus! De ninguna manera dejaría que algo así pasara. Park no es así.

—Eso espero primita —abrí la puerta del auto para salir rápidamente, con la misma, cerré la puerta y me despedí.

Increíble. Ellos pensaban que Park podría ser un chico todas mías.

...

¿Sabes? Estoy esperando el momento en que te dignes a contarme lo que sucedió con Winston. —Huffi me apuntó con la punta del borrador de su lápiz y lo alejó para seguir escribiendo la tarea en su cuaderno.

Yep. Tantas clases de inglés y desveladas, habían dado frutos, aunque no al máximo. Al menos entendía lo que trataban de decirme.

—Eh, yo... Todo bien, excelente... de maravilla.

Violet...

Tragué saliva. El profesor no estaba dentro del aula por lo que ella había tenido ventaja de salirse con la suya y yo sin ninguna alternativa de escape. Le conté todo, y cuando decía todo era... bueno, ya saben, todo. Sus facciones se contraían cuando reaccionaba ante mis palabras. Sonreía peor que el gato que aparecía en la película Alicia.

Oh my god! ¿Cómo fue el beso? ¿Lento? ¿Voraz? ¿Lento con lengua o...?

¡Huffi! Baja la voz —le susurré a lo último avergonzada de que alguien más lo haya escuchado.

Lo siento —inclinó la cabeza hacia adelante—, pero es lindo verte sonriendo amiga.

Tenía razón, poco a poco la antigua Violet nostálgica, la que no tenía ganas de hacer nada ni ver al mundo, se estaba esfumando. Ese cambio me gustaba, era un cambio de bien.

—No es para tanto, todo está bien, ¿de acuerdo? —Rowan me miró por unos segundos, tal vez dudaba de mis palabras, pero al final respondió con una sencilla sonrisa.

Era de esperarse que Park se terminara enamorando de ti —confesó—, él nunca había sido bueno hablando con las chicas, bueno, nunca había tenido interés por tener una relación, sin embargo, algo debiste hacer para que Park cambiara de opinión, ¿me contarías tu secreto? —rio y negué con la cabeza sin creer lo que acaba de decir.

—¿Lo dices en serio?

¡Definitivamente! Conozco muy bien a mi mejor amigo —curvé los labios en una sonrisa— ha perdido la cabeza, en un buen sentido.

...

Miré con determinación la cafetería en busca de una mesa vacía mientras Rowan se encontraba haciendo fila para comprar la comida, mi mirada se detuvo en una cabellera morada y al instante cambié de rumbo. Había evitado por un buen tiempo a Aspen, el chico seguía causando disturbio en el instituto, pero gracias al cielo no se había vuelto a meter conmigo. Sé que me tenía en la mira, nuestra charla había quedado pendiente y por mi parte, no quería ni siquiera acercarme. ¿Qué otra cosa puede hacer en mi contra?

Sabía mi secreto, sin embargo, no era para tanto. Hablaba inglés a la perfección, por supuesto que podía entender todo de principio a fin, pero la ira de venir a vivir a otro país ocasionó que actuara de otra manera.

¿Mis amigos lo tomarían para mal? Sobre todo, Red y Park, porque Rowan se había autodeclarado mi cómplice.

Tras soltar un suspiro derrotada, regresé a hacerle compañía a Rowan, no tardamos en ser encontradas por Red, quien se veía muy animado y cuando podía coqueteaba con la pelirroja. Echamos andar fuera del edificio hasta dar en el jardín donde Park Winston se encontraba apartando una mesa junto con mochila sobre la mesa. Al percatarse de nuestra presencia de inmediato su mirada recayó en mí y sonrió.

Le devolví el gesto y caminé en su dirección, apartó la mochila dejándola en el césped y me senté a su lado por inercia. Nuestros hombros se rozaron, sin embargo, ninguno de los dos se apartó y eso me tranquilizó.

Nuestros amigos nos lanzaron miradas cómplices y por un segundo sentí que las mejillas se me coloreaban.

¿Ya le dijiste? —preguntó Red a Park, quien al instante negó con la cabeza con una sonrisa nerviosa. Tuve que hacer un esfuerzo para disimular su charla que según ellos yo no entendía ni pio, pero Rowan ya lo sabía y prefirió evitar reír—. Díselo, ¿qué esperas? Una fiesta no tiene nada de malo.

Yo se lo digo —gruñó Rowan y me sonrió— nos han invitado a una fiesta, media escuela va a asistir y queríamos preguntarnos si te gustaría ir.

—¿Por qué no? Me gustaría ir.

—¿Segura? —Me miró Park disparando las cejas hacia arriba—. Será algo peor que ir a un concierto —bromeó.

—El concierto no estuvo mal —rodé los ojos.

—¿Eso quiere decir qué te debo invitar a otra cita? —Negué con la cabeza.

—No estoy insinuando que me invites, digo que las fiestas no deben ser tan malas.

—Está bien, dejaré que lo veas por tu cuenta —entrecerré los ojos. ¿Qué tramaba?

Ponte guapa, espera, ¡ya lo eres! —exclamó Rowan y rodé los ojos avergonzada. Sí que amaban molestarme.

En ese instante mi cabeza comenzaba a dar vueltas con respecto al par que estaban frente a mí. Rowan era una chica increíble y muy risueña, no entendía por qué a un no le decía a Red, si ambos sabían lo que pasaba, esas miradas, los textos y sus charlas extrañas que tenían.

En verdad quería darles un empujoncito, los quería mucho y verlos disimular lo que se traen entre manos me desesperaba.

El universo en tu miradaWhere stories live. Discover now