Capítulo 37

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—¿Se puede saber por qué estás con el semblante fruncido?

Le pregunté a Huffi quién estaba al otro extremo de su habitación sosteniendo en la mano una brocha con pintura observando detenidamente la pared, no hacía ningún movimiento. Dejé mi brocha en la charola y me acerqué quedando a su costado. Apoyé mi mano en su hombro y automáticamente salió de su trance.

—Uh, lo siento, ¿dijiste algo? —le sonreí.

—Sí, has estado muy callada, ¿te pasa algo? ¿Puedo ayudarte?

Rowan infló sus mejillas que tenían un rubor color carmesí y liberó el aire por la boca, relajó los hombros y volteó a verme.

—Me aceptaron en la universidad de diseño en Oxford, Violet, y aún no se lo he dicho a mis padres y a Red, me da algo de vergüenza porque desde un principio les dije que me quedaría estudiar aquí. Sé que no será un problema, pero lo complicado es encontrar una estancia donde pueda quedarme, ¡y no me atrevo a hablar! A Red va a darle un infarto y no dudo que querrá pagármelo porque le falta una tuerca en la cabeza.

—De acuerdo, respira, por favor, no quiero que te desmayes porque será difícil arrastrarte hasta tu cama, Huffi. —Ella abrió los ojos asombrada y fingió estar ofendida—. No me refiero a que peses...

Se le escapó una risita y dejó su brocha en su charola.

—Me preocupa el hecho de que tengamos que crecer tan rápido y enfrentarnos a más responsabilidades. Tengo un sueño y ese es ser parecida a mi madre.

La seguí hasta llegar al borde de la cama, pero en vez de tirarse encima, prefirió flanquear las piernas y sentarse en el suelo, seguidamente su espalda tocó el piso y subió las piernas a la cama. Solté una risa porque había quedado de cabeza, sin esperar, me uní a su lado y nos quedamos observando el techo blanco.

—Serás una excelente estudiante, Row, pero eso ya lo sabes, sin embargo, no debes tener miedo porque te has ganado un puesto en la escuela que ansias para prepararte para ser una gran diseñadora a tu manera y estilo. Tus padres están para apoyarte.

—Pero también quiero hacer lo posible para aportar mi granito de arena en un alquiler. Le he preguntado a Lawrence si conoce lugares donde contraten jóvenes, él empezó a trabajar desde los dieciséis porque también se negaba que nuestros padres le pagaran todo.

—Pero no debes sentirte mal ante la ayuda de tus padres. Están haciendo lo posible para sacar adelante a tus hermanos y a ti.

Ella se ríe.

—A veces pienso que olvidas como es mi familia. ¡Mira todo lo que tengo!, mira donde he crecido, cielos, debo donar mis cosas a una casa hogar, eso es lo correcto.

—No pienses en el dinero y los lujos en los que has crecido, porque no es tu culpa. Tú eres una persona muy amable y humilde, amiga, ¡no te menosprecies!, te diría muchas maravillas de tu persona y te admiro por no ser como una que otra de nuestras compañeras que derrochan su dinero enfrente a la cara de los demás. Un auto de lujo, bolsos y vestidos de marca solo son adornos, en cambio, un corazón sincero y un cerebro que razona como debe de ser, es ganancia. Y tú te has ganado la lotería, Rowan Huff, tu familia es una bendición, la mía también lo es, ¡el de los chicos ni que decir!, si quieres trabajar o no, ¡no tienes por qué pedirme permiso!

—¿No piensas que soy una aprovechada? —Volteé a verla y le regalé un abrazo.

—Nunca lo pensé de ti y nunca lo haré, amiga. El tiempo que te llevo conociendo aprendí muchas cosas, también las razones del porqué Red Sullivan está perdidamente enamorado de ti desde hace años. Es muy tierno. ¿Él se quedará aquí en Londres?

El universo en tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora