Capítulo 10

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Al llegar a la escuela fui directo a mi casillero, debía sacar cinco libros gruesos para las siguientes clases para evitarme a cada hora salir y entrar solo por un libro. Flexioné las piernas cuando sentía que me iba a caer de espaldas provocado por el peso de los libros, con mi hombro cerré el casillero y como pude caminé hacia las escaleras manteniendo el equilibrio.
Unas carcajadas invadieron los pasillos enfrente de mí, se acercaban unos chicos empujándose entre ellos y en pleno juego uno de los chicos ocasionó que tirara todos mis libros. Estaba hecha una furia, me incliné para acomodarlos.

Una mano apareció en mi campo de vista ayudándome con los libros, al alzar la mirada me topé con Aspen. Tragué saliva al verlo ten cerca de mí, enseguida imitó mi acto para luego quedarse estático

—Gr-Gracias —le quité los libros de la mano y me reincorporé. Maldije por lo bajo cuando su mano presionó mi hombro, cerré los ojos y una risita socarrona provino de sus labios. Estaba en problemas.

Aspen le susurro a sus amigos y ellos enseguida comenzaron a alejarse. Abrí un ojo viendo que aún seguía frente a mí. Quería que sintiera temor en esos instantes, pero trataba de ser fuerte.

—Me tengo que...

Give me a reason for not to avenge my fury on you —parpadeé ante sus palabras, estaba muy claro y no necesitaba traductor para saber que decía. Quería una razón, una razón para no hacerme daño. ¿Y ahora qué hice?

Abrí la boca buscando alguna palabra para poder defenderme, pero alguien intervino.

Don't touch her —Rowan estaba ahí parada con los brazos cruzados y el rostro serio—. Go away, Aspen.

Aspen golpeó con su puño el casillero que estaba a mis espaldas y pasó alado de Rowan lanzándole una mirada envenenada. Dios, estos chicos ricos sí que eran un caso, lo tenían todo y aun así nunca estaban satisfechos.

A la hora del desayuno cogí una charola para llenar una taza con fruta y yogur. En otro plato plano lo llené de macarrones, Rowan sonrió al ver las dos raciones que había escogido. Tenía hambre y antes de asistir a la escuela nada más había comido unos hot cakes quemados, obra culinaria realizada por Theo.

Hola, hola, mis amigos —saludó Red asentando su charola en la mesa y sentándose frente a mí.

Pude notar el nerviosismo de la pelirroja mientras picoteaba su fruta con el tenedor y su mandíbula se tensaba, el chico estaba tranquilo sin ninguna pizca de nerviosismo, nos sonrió a ambas y se dedicó a comer. Luego de un rato, Park se nos unió, estaba callado concentrado mirando la pantalla de su celular, me contó que estaba muy nervioso. La semana se iba tan rápido y eso significaba que la competencia sería al día siguiente.

—Tierra llamando a Park Winston, llamando a Park, bip, bip —sacudió su cabeza y sonrió —¿Todo bien?

—Algo —movió su nariz— hablé de nuevo con mi padre y ha dicho que no podrá asistir a la competencia.

Traté de darle ánimos.

—¡Ey! No estés como perrito triste. Tengo una idea, mañana después de la competencia qué tal si vamos a ese club... —llevé una mano a mi barbilla recordando el nombre— ese del fantasma triste.

Ghost Club —asentí. Necesitaba una distracción para que sus nervios no se concentraran tanto en la competencia. El entrenador los obligaba a practicar horas y horas.

Park daba lo mejor de él y se podía a notar a simple vista cumpliendo con sus deberes tanto en la escuela como en su casa, porque casi no había nadie. Ayudaba a sus compañeros a pesar de no ser el líder del equipo.

El universo en tu miradaWhere stories live. Discover now