Capítulo 18

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Definitivamente no estaba lista para decirle lo que sentía.

¡¿Cómo es posible enamorarse de una persona en tan poco tiempo?!

Respiré hondo y me lancé en la cama escondiendo mi cara entre la almohada. Tenía algo en el pecho que no me dejaba tranquila, simplemente no sabía cómo deshacerme de aquello.


—Basta Violet, te vas a poner ese disfraz e iras al baile para pasarla genial con tus amigos.

Oh dios, estoy hablando conmigo misma.

Miré aquel atuendo de Coraline llamándome a gritos y me animé arreglarme para no tardar en llegar a casa de Park, sí, yo tendría que ir al final de cuentas, pero no iría sola. Terminé justo a tiempo, Rowan apenas estaba llegando, me dejó sin palabras al momento de ver su disfraz.

—¡Eres la chica en llamas! ¡Amo tu disfraz! —La abracé y de un segundo a otro comenzamos a pegar de saltos.

Violet, estás beatiful!, oh my god. También estoy orgullosa de mis toques de diseñadora —su acento castellano ya daba un poco de frutos. Habíamos quedado en un acuerdo en que le enseñaría a mejorar su pronunciación.

Sin más preámbulos salimos de la casa, no sin antes despedirme de mis tíos. En media hora ya estábamos frente a la casa de los Winston tocando el timbre, unos sonrientes chicos salieron apresurados de la casa mientras reían. Park y Red se detuvieron al mirarnos.

—Chicos, será mejor que salgan de ese trance y lleguemos a tiempo —agité de mi mano con tal de que volvieran a la realidad. Los chicos no protestaron y siguieron riendo de una manera que me dejaba una interrogante por encima de la cabeza.

Casi se me cae la mandíbula cuando llegamos a los terrenos del instituto, el comité había hecho un gran trabajo con los diseños terroríficos, los centros de mesas eran unos pequeños gatos negros con ojos verdes. El techo del gimnasio fue adornado con velas de utilería aparentando que flotaban

La música de fondo era de Michael Jackson. No era difícil de reconocer, ya que mi padre era fan de ese artista.

Evité a toda costa realizar comentarios sobre lo bien que se veía, Park. Por otro lado, pareció haber leído mis pensamientos y adelantarse.

—Estás preciosa como siempre.

Reacciona, dile algo, devuélvele el halago, pero no te quedes callada.

—Eh...

Rayos. No otra vez. Sin palabras.

—¿Así que cazador de sombras? —dije resaltando lo más obvio y me sentí pequeña en ese instante.

Sip, pero obviamente soy el único sexy cazador de sombras. ¿No lo crees?

Definitivamente estoy de acuerdo. Pensé una y otra vez.

—¡Fue una broma Violet! Relájate, estás algo pálida. ¿Te sientes bien? —Una de sus manos tocó mi hombro y sonrió, mi respuesta fue un simple levantamiento de pulgares.

—Todo en orden.

No sé si mis palabras lograron convencerlo, ya que alzó ambas cejas mientras me analizaba a cada segundo. El chico podía dejarme sin palabras por unos segundos y a la otra dejarme hablar y hablar sin que nadie me detuviera.

—Antes de que la noche se acabe. ¿Por qué no bailamos? ¿Quieres?

Asentí varias veces para salir de mi trance.

—¿No te parece lindo todo esto? —pregunté en un susurro mientras me guiaba a la pista de baile.

—Mis respetos para los del comité, este año sí que se han lucido. No quiero ser aguafiestas, pero el año pasado el otro comité estuvo a punto de incendiar la fiesta con antorchas y desde eso quedó prohibido el fuego. —Me reí y negué con la cabeza. Era tan gracioso que me gustaba estar así con él.

Llegó un momento en que la música se detuvo y una más lenta inundó el lugar. Antes de poder huir, fui interceptada por él tirando de mi brazo.

—Ni lo pienses. Acepta bailar conmigo esta pieza sus cálidas manos envolvieron las mías atrayéndome lentamente hasta quedar lo bastante cerca como para perder el aliento, se percató de mi nerviosismo, no tardó en curvar sus labios en una bella sonrisa. Tragué saliva.

—Solo una pieza, ¿va? Los bailes lentos no son lo mío.

—Como tú órdenes Coraline —susurró contra mi oreja al momento de acercarse Lentamente llevó una de mis manos hacia su hombro y la otra la tomó entre su palma mientras que su otra mano pasó a mi cintura. Juraría haber escuchado su corazón acelerarse al momento en que recosté un poco mi cabeza en su pecho.

Me olvidé de todo mientras avanzábamos de un lado a otro lentamente. Aunque mi cerebro me advertía que era una mala idea darle vuelta a lo que tanto sentía, no quería ir tan rápido. Llegó un momento en que nos enfrentamos a un duelo de miradas, ¿qué era todo esto? ¿Park sería consiente? A veces me confundía.

Él volvió a sonreír y su mirada vagó por mi rostro hasta detenerse por un segundo a mis labios. Retrocedí por inercia para no cometer una acción de la que luego me arrepentiría. Park logró captar mi intención y asintió con la cabeza.

Lo siento.

No es el momentosusurré y debí articular bien mis palabras porque en ese momento di entender otra cosa.

Esperaré ese momento no importa cuanto tenga que tardar.

Park, no...

Supongo que ya es evidente lo que estoy sintiendo —admitió—, pero lo haré a tu manera, si tengo que esperar, lo haré.

Me solté de su agarre guardando la compostura y lo miré de manera tranquila.

—Te lo agradezco, por un segundo creí que ibas a perder los estribos.

Negó.

No pienso comportarme como un patán, Violet. Es una situación que debo respetar, además, todo está bien. Sigamos con la fiesta antes de regresar a casa donde montañas de tareas nos esperan.

Al fin pude respirar con tranquilidad cuando ambos volvimos a la mesa. Red y Rowan cantaban muy animados el coro de la siguiente canción que a mis oídos era desconocida.

—¡No se diviertan sin mí volveré tan rápido como pueda! anunció Park. Me lanzó un beso al aire y al momento de irse dejé caer mi frente sobre la mesa.

Él me estaba matando lentamente. Rowan soltó una risita dándose cuenta de la situación y realizó un corazón, negué con la cabeza cuando ambos empezaron a molestarme a su antojo.

Park tardó en volver y dudé que lo hiciera, pues, a cabo de unos quince minutos un profesor corría por todo el gimnasio hasta llegar a nuestra mesa.

Mi mundo se detuvo al recibir las noticias.

Park se había desmallado en el baño y ahora estaba siendo trasladado al hospital. Los chicos y yo no tardamos en salir del edificio para seguir la ambulancia. 

El universo en tu miradaWhere stories live. Discover now