Capítulo 32

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—Has estado demasiado callada desde que llegaste.

Aparté la mirada de mi libreta para enfocarme en Gus, ambos estábamos sentados en la mesa del comedor haciendo nuestros deberes.

—Es que no tengo muchas ganas de hablar —formé una mueca con los labios.

Sin embargo, Augustus no creyó ni una sola palabra de lo que había dicho. ¿Era tan evidente?

—Claro, puedes engañar a Theo con eso, pero no a mí, primita. ¿Sucede algo?, cuéntame.

—¿Seguro?

—Por supuesto que sí, si en algo soy bueno es escuchando a los demás, también lo soy en matemáticas, pero ese no es punto. —Con ese comentario logró sacarme una sonrisa, él sí que sabía animar a las personas.

Tenía una suerte de tener una familia bastante adorable y un poco loca.

Además, le tenía cierta confianza a Augustus, era una persona en la que se podía confiar sin dudar, nunca te daría la espalda. Era una grandiosa persona y primo.

—¿Recuerdas del trato que se hizo antes de que viniera a Londres?

—Sí, ¿qué tiene?

—Bueno, creo que ya no seguiré fingiendo, lo he arruinado. Se supone que sería un obstáculo para impedir enamorarme de esta ciudad, pero ha sido complicado y ya no sé qué hacer, sobre todo cuando disfruto de estar con ustedes y mis amigos. Hablo de que me delaté a mí misma delante de Park y otras personas con respecto al inglés, ya saben que sí sé, saben que soy una farsante mentirosa.

Ahogué un gemido de frustración y dejé caer mi frente en la mesa ocultando la vergüenza que me envolvía y es que la razón por la que se organizó todo fue para que no quisiera quedarme, fue para no olvidar a mi hermano y tener en cuenta que mi lugar era estar en México. Ahora me sentía patética con el revoltijo de emociones que me invadían como seres de otro mundo.

Sin embargo, no esperaba que mi primo comenzara a reírse a carcajadas. Alcé la cabeza para mirarlo y para saber que le había dado tanta gracia.

—¿Qué?

—Es que en verdad te lo estás tomando como si fuera una tragedia, Violet.

—¡Lo es!, el chico con el que estoy saliendo debe pensar que soy una vil mentirosa por no habérselo contado antes.

—Violet, lo que hiciste fue una barrera para protegerte de tus inseguridades, pero no te has dado cuenta en que has cambiado, te comenzaste a adaptar e hiciste amigos sin dudar, cuando en realidad tú querías lo contrario, ¿recuerdas?, y ya has demolido la barrera. No permitas que nada dentro de tu cabeza te quiera cambiar de opinión, lo hecho, hecho está. Ahora, cuando te sientas cómoda, puedes hablarlo con tus amigos y, si no comprenden tu situación, entonces esos no son los adecuados para ti.

—Rowan ya lo sabe —él alzó los brazos mientras me arrojaba una mirada tipo: ¿entonces por qué tanto drama?—. Pero, Red, no.

—Bueno, pues tu situación ya no es mala. Solo intenta hablar, así se aclaran las cosas de manera civilizada por más complicada que sea, prima. Pero, ¿cómo has dicho que Park se enteró?

Desvié la mirada en otra dirección para tratar de no hacer contacto visual. La situación se complicaba, ¿y ahora qué?

—Violet, ¿qué hiciste?

—¡Nada malo, lo juro! —Gus dejó a un lado el lápiz que estaba jugando y se cruzó de brazos en la espera de una respuesta concisa—. Ugh, bien. Estaba hablando con un compañero, bueno, es un conocido, porque la verdad no compartimos clases, como sea, él está pasando por una situación familiar, lo vi llorando, me acerqué y charlamos. Después de un rato Park apareció y nos escuchó, al principio no lo había notado hasta que algo hizo clic dentro de su cabeza, pero antes de que pueda hablar, tal vez le grité un poquito y hui.

El universo en tu miradaWhere stories live. Discover now