Capítulo XIX.

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   El rubor se hizo presente en mis mejillas. Cada vez que Stuart abría la boca era para asustarme. Lo único que él hizo fue sentarse en el borde de la cama, con una pequeña sonrisa que me transmitía seguridad. No sabía por qué estaba sonriendo de esa forma.

   —Es que... lo que pasa es que... uhm... yo...

   —Ya lo sé, Paulie.

   —¿Qué? —pasé saliva por mi garganta y palidecí—. ¿Ya lo... sabes?

   —Lo sé todo. ¿Por qué no me dijiste desde antes?

   —Stuart, es complicado para mí —le dije, llevando las manos a mi cintura—. No quiero que tú te ofendas, ni te sientas mal por eso...

   —Debiste decírmelo... no soy un tontito.

   «Mierda, ya lo sabe —pensé—. ¿Y ahora?»

   —Es que... n-no me ibas a entender... sí, eso.

   —Pero, galletita, ¿qué tiene de malo que te hayas masturbado pensando en mí?

   —¿Qué?

   Él se sonrió, se levantó y envolvió mi cuerpo entre sus brazos, para después darme varios besitos en la mejilla.

   —Lo hiciste ésta mañana cuando me fui —comentó—. Eres muy sucio, galletita, pero no tenías que ocultármelo. Yo sé que soy irresistible para ti y que tú sólo piensas en mí, así como yo pienso en ti.

   —Ah —suspiré aliviado y traté de sonreírle—, sí. Claro, y-yo... yo me toqué... pe-pensando en ti. Claro. Eso fue. Sí. ¿Qué más puede ser?

   —Bueno —escabulló sus manos por mi cintura y acercó sus labios hasta mi cuello—, vamos a quitarte las ganas.

   —¿Las qué? ¿Las ga-ganas? ¿Las ganas de q-qué?

   —No sé —fue bajando lentamente en dirección a mí trasero—, dime tú... si te tocaste por mí, es porque tuviste miles de fantasías con tu bizcochito... ahg, galletita, no sabía ese lado de ti.

   —Stuart —me aparté con brusquedad, logrando que él frunciera el ceño—, estoy cansado... quiero dormirme. Ya mañana debemos irnos a Liverpool.

   —Lo sé —me tomó de la cintura otra vez—, pero es que quedamos en que haríamos algo aquí, ¿lo recuerdas?

   —Uhm, s-sí, pero... pero es que te dije que me siento mal.

   —¿Qué tienes? ¿Te sigue doliendo la cabeza?

   «Y el culo», pensé.

   —Sí —le dije, después me separé un poco de él—. Tengo malestar. Debe ser el trajín del viaje.

   —Sí, debe ser —murmuró, frunciendo su boca. A los pocos segundos se sonrió y besó mi mejilla—. Descuida, galletita. Estoy seguro que pronto vendremos a París de vacaciones y podremos ir a todos los lugares que tú quieras.

   —Pero, Stuart, un viaje y el hotel sale costoso, ni tú ni yo... ni siquiera juntando los dos podremos venirnos de vacaciones para acá.

   —Voy a tener dinero por los cuadros y la exposición de arte. Con eso podemos. Dejaré de ponerle el tapiz a mi departamento para disfrutar unos días contigo, aquí, sin estrés.

   —No, Stu —le dije—. Cámbiale el tapiz a tu departamento, descuida.

   —No, galletita —se sonrió—. Tú te mereces todo. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida y quiero hacerte sentir bien. Te amo, galletita.

Girl or Boy? ➳ McLennonTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon