Capítulo XLII.

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   John esbozó una sonrisa radiante, me dio un grotesco beso y se levantó con rapidez, dejándome con ganas de seguir.

   —Creí que me meterías el pene.

   —A eso voy —se dirigió al armario y abrió las puertas.

   —Tanto que te costó salir... ¿y vas a volver a entrar?

   —Cállate, puta eléctrica.

   Reí un poco, mientras que veía como husmeaba en uno de los cajones de su armario. Al parecer no recordaba el sitio exacto de lo que estaba buscando.

   —¡Aquí esta! —sostuvo una bolsa plástica entre sus manos y se dio la vuelta, para luego dármela—. Lo compré para ti desde hace un par de días. No te lo había dado por todo lo que ha pasado, pero creo que ahora es un buen momento para que la uses, ¿verdad?

   Con cautela abrí la bolsa, y una risa se escapó de mis labios al darme cuenta que se trataba de ropa femenina. John siempre tenía esos detalles bonitos, y eso que a él en un momento no le gustó que yo me vistiera de esa forma.

   —Apúrate. Ve a ponértela, puta.

   Le dediqué una mirada no muy bonita. Acto seguido me levanté para ir al baño y dejar la puerta entrecerrada. Comencé a sacar todo, y no pude evitar reírme de lo que me había comprado.

   Era una lencería blanca; tenía la parte inferior de corte alto y un brasiere con relleno, que tenía unos lacitos rosa pastel al final de los tirantes, y en el trasero un pequeño agujero con forma de corazón. Pero eso no era todo, también había medas blancas que me llegaban por los muslos, una falda rosa pálido y una camisa ajustada que tenía la palabra 'bitch' en una tipografía bastante bonita.

   —Este John siempre con sus cosas...

   Comencé a colocármela; y a pesar que era algo enredado los tirantes, yo ya sabía manejarme en eso a la perfección, así que no resultó ser un problema para mí.

   Cuando estuve listo, miré mi silueta en el espejo y mis labios se estiraron hasta formar una sonrisa. Salí del baño de forma lenta, y oculté mi cuerpo con la puerta de la recámara mientras veía a John acostado en la cama, con sus manos en el cuello.

   —¿Qué? —me miró, y esbozó una sonrisa pícara—. Ven. Quiero verte.

   —Me veo muy bonito.

   —Lo sé, por eso quiero verte.

   Caminé en dirección hacia él, teniendo mis manos hacia atrás y las mejillas ruborizas. John se dedicó a verme con detalle y de pies a cabeza, al tiempo que abría ligeramente su boca y su rostro se llenaba de asombro.

   —Te ves mucho mejor de lo que te imaginé, puta suculenta.

   Bufé.

   —¿En serio, John? —me crucé de brazos—. ¿Otro más?

   Él se levantó de inmediato, me tomó de la cintura y me acorralo en la pared, al tiempo que dejaba besos y lamidas en mi cuello, haciendo que yo emitiera pequeños jadeos.

   —Mhm, Johnny... —me lamí los labios y busqué los suyos con desesperación; al tenerlos, los besé con frenesí.

   Mientras nuestras lenguas jugueteaban con desesperación, llevé mi mano hacia su masculinidad y le di un ligero apretón; John gruñó en medio del beso y se separó de mí, dejando un rastro de saliva que unía nuestras bocas. 

   —Chúpame el pene, novio.

   —Agh, John.

   —Bueno —rodó los ojos y emitió una pequeña risa—. Lame mi aparato reproductor masculino. Ese que te vuelve como una perra loca.

Girl or Boy? ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora