Capítulo XXXII.

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   Leí la nota un par de veces más, teniendo una sonrisa de oreja a oreja. Mi corazón se aceleró bastante rápido y se hizo imposible no alegrarme bastante. El hecho de que yo le gustara y que tuviera esos detalles, me hacía sentir importante para él.

   Yo sabía que detrás de esa rudeza estaba un corazón noble, pero jamás pensé que fuera a enamorarse de mí.

   —Con razón repite que me ama —murmuré—. 'Domador'... ¿cómo es que no lo pensé antes? Oh, dios; me hubiese ahorrado muchos dolores de cabeza de tanto pensar. Pero..., ¿¡entonces sí me quiere!? ¿¡John me quiere!? ¡Sí, sí! ¡Aquí dice que sí le gusto y que está enamorado de mí!

   Dejé la nota ahí y me levanté. Di alrededor de diez vueltas por la recámara porque de la emoción no sabía qué hacer primero.

   Me adentré a la ducha, y la abrí; acto seguido dejé que el agua tibia le diera a mi rostro y a mi cuerpo, para luego enjabonarme y echar champú en mi cuero cabelludo. La emoción y las mariposas en mi estómago hacían que hiciera todo rápido y con una chispa graciosa.

   Escogí un pantalón de mezclilla, zapatillas rojas y un delgado suéter negro. Ni siquiera desayuné, sólo me apresuré en salir para ver a John.

   Di un suspiro cuando estuve frente a su departamento, me lamí los labios y posicioné mi dedo en el timbre con todas las intenciones de presionarlo.

   —¡Galletita!

   Encogí mis dedos y giré mi rostro. Stuart estaba saliendo de su departamento; tenía las prendas de cuero de siempre, además de unos ojos hinchados y un semblante bastante decaído.

   —Hola, Stuart.

   —Galletita —me abrazó con fuerza y suspiró. De seguro se iba a poner a llorar—. ¿Cómo estás?

   —Eh, bien. ¿Y tú?

   Sabía que esa pregunta era obvia e incómoda, pero no sabía qué decir ni qué hacer.

   —Te extraño, galletita. Pensé en ti toda la noche... y en lo que me dijiste. Por favor, dame una oportunidad.

   —Stuart, no. Ya yo te dije lo que sentía —tomé sus hombros y lo separé de mí, haciendo que él me mirara a los ojos. Estaba a punto de llorar—. Mira, yo... yo no siento lo mismo por ti, y ya te lo dije. No me hagas repetirlo, por favor.

   —Te quiero. En serio te quiero, te amo, y estoy enamorado de ti, galletita. Por favor, dame una oportunidad. Te necesito a mi lado.

   No podía darle una oportunidad. Mucho menos luego de que John me dijera que estaba enamorado de mí.

   —Necesitas a alguien mejor que yo. Alguien que te quiera y te entienda.

   —Yo no quiero a nadie más que seas tú —gimoteo—. Galletita, te extraño mucho. Quiero volver contigo porque es lo que más deseo.

   —Por favor, no. Stuart, tú estás bien. No puedes hacer que de mí dependa tu felicidad. Puedes encontrar a alguien que te quiera.

   —Pero yo no quiero que nadie me quiera —me dijo—. Yo quiero que tú me quieras. Dame una oportunidad, por favor.

   —No, Stuart.

   —Per...

   —¡Ya escuchaste que no! —gritó John—. ¿¡Quieren dejar de pelear en la puerta de mi departamento!? ¡Por dios, llevo como un siglo tratando de dormir y el berrinche del gay no me deja! ¡Mátate de una vez, Stuart! ¡Paul no te quiere; quiere a otro!

Girl or Boy? ➳ McLennonWhere stories live. Discover now