Capítulo XXXVI.

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   Me alisté con un suéter gris de tela fresca, pantalón de mezclilla y zapatos negros bien brillantes; como la mañana estaba fría, decidí colocarme un bléiser del mismo color de la prenda superior para que me ayudara a amortiguar el frío.

   Preparé la taza de té de todos los lunes, le eché unas gotitas de limón y una pequeña cantidad de miel para endulzarlo. Al darme cuenta que era la hora de irme, guardé todo en su lugar correspondiente, tomé mis cosas y salí.

   Como de costumbre, John también salió. Llevaba una camisa de vestir blanca, el típico suéter que esta vez era de color azul cielo, y el pantalón y los zapatos grises.

   —Qué linda mi novio eléctrico.

   —Agh —me acerqué y besé sus labios con dulzura, a lo que él se apresuró a abrazarme con fuerza—. ¡Ya! ¡Me estas estrujando!

   —Así cómo tengo el pene justo ahora. Es te vio y se levantó.

   —Ah, y no eres gay.

   —Por ti soy todo, precioso.

   —¡Ah, John! —lo empujé, haciéndolo reí—. ¿Nos vamos a quedar aquí toda la vida? Debo ir a mi trabajo.

   —¡Camina, pues! Puta estática.

   —Y el gay seguía y seguía...

   Él chasqueó su lengua y me nalgueó.

   Pronto llegó a mis fosas nasales un leve olor a podrido que me revolvió el té que había tomado. Involuntariamente me llevé la mano a mi nariz, y al ver a John, me di cuenta que él también lo hizo.

   —¿Qué huele así?

   —No te bañaste bien —refunfuñó, a lo que yo le di un codazo en el estómago—. ¡Mentira, estaba bromeando! Agh, novio agresivo.

   Al entrar al ascensor, el olor desapareció por completo, lo que me dio a mí toda la libertad de poder respirar aire "puro". Descargué el peso de mi espalda en la pared de espejo, mientras que veía como John acomodaba su cabello.

   —Qué bello soy. Con razón el gay se enamoró de mí.

   —¿Qué cosas dices? —chaqueé mi lengua, y aparté la mirada—. Tan idiota.

   —Un idiota que amas.

   —No te amo.

   Él me miró ofendido, y con la boca ligeramente abierta, en un claro gesto de sorpresa. Iba a alzar las manos para hacerme cosquillas, pero yo me aparté.

   —¡Mentira, sí te amo!

   —Ah, así sí —tomó mi mandíbula y estampó un beso en mi mejilla—. Yo también te amo, mi novio hermoso.

   —Pero dame un besito aquí —y señalé mi boca.

   John se lamió los labios, se acercó a mí y depositó un pequeño beso en mis labios, el cual se pudo haber extendido, de no ser por el abrir de las puertas del ascensor.

   —Dame la mano. Quiero que todos sepan que te hechicé con mis rayos de gay.

   Creí que no lo haría, pero me sorprendió mucho cuando tomó mi mano con cautela, y luego me dio un beso en la mejilla, logrando que esa zona se tornara de un leve rubor rosa.

   —No creí que...

   —No me avergüenzo de estar contigo. Eres lo más bonito que tengo, puta eléctrica.

***

   Abrí la puerta de la biblioteca en medio de una risita atontada. Jane yacía apilando unos libros en el escritorio, por lo que me permitió ver su cuerpo completo; rara vez estaba de pie. Llevaba un pantalón de corte alto, y una camiseta ajustada de mangas cortas en color negro.

Girl or Boy? ➳ McLennonWhere stories live. Discover now