Capítulo XXV.

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   Llevé mi mano a su cabellera castaña y repartí un par de caricias. Era sedoso, muy suave y olía a acondicionador para hombres.

   Porque él era un macho gay, aunque lo negara rotundamente.

   —Ahg, puta, ojalá así me acariciaras el pene.

   Le di un ligero golpe en la nuca, haciendo que él riera y se levantara. Su lado tierno duraba aproximadamente diez segundos, pero al menos sabía que tenía uno.

   —Dame mi putibesito, zorra eléctrica.

   Solté un bufido, crucé los brazos y aparté la vista. Segundos después, él volvió a beber un sorbo de cerveza, al tiempo que descargaba el peso de su cabeza en mi hombro.

   —Estoy triste zorra. ¿Cómo pudiste regresar con él?

   —¿Quién te manda a salir con ella, ah?

   —Pero no debes sentir celos. Mi puticorazón es sólo para ti.

   Alcé mi hombro, logrando que su cabeza tambaleara, y chaqueé mi lengua.

   —No empieces con eso. Ya suficiente tengo con el 'galleti' de Stuart, como para tener que soportar el 'puti' tuyo.

   —Cállate, puta eléctrica.

   —¡Ya! Agh, a veces eres insoportable —bufé.

   —¿Por qué tú y yo no tenemos un romance?

   —Porque me llamas 'zorra'..., 'puta eléctrica'...; porque te doy asco..., porque no eres gay, y porque eres homofóbico.

   —Ah, cierto. Se me olvidó.

   —Oye, John —lo miré a los ojos. Él me sonrió y apartó un mechón de cabello de mi frente—. ¿Qué te sucedió cuando tenía cinco años? Me da curiosidad saber.

   —Puta eléctrica y curiosa.

   —John.

   —Bueno —carraspeó—, cuando yo estaba pequeño... mi... agh, es que es vergonzoso y no me gusta hablar de ello.

   —Dime —inste—. Prometo no burlarme.

   —Es que si te ríes te voy a partir el culo en dos.

   —Ajá...

   John bebió un gran sorbo de cerveza y soltó un suspiro, al tiempo que miraba con detalle la mesa que estaba frente a nosotros. Al parecer su cerebro recreó todo lo vivido y tal vez estaba buscando la mejor forma de decirlo.

   —Cuando tenía cinco años mis papás se divorciaron.

   —Ajá...

   Le daba muchas vueltas al asunto, y la curiosidad me estaba carcomiendo en vida.

   —Mi padre siempre fue distante conmigo y con mamá. Nunca fue a mis presentaciones de escuela y los recuerdos que hacía para el día del padre siempre terminaban en la basura. Casi nunca estaba en casa porque era marinero y pasaba la mayor parte de su día metido en un barco. —Hizo una pausa, dio otro sorbo y continuó—: Pero una vez, exactamente un mes después de mi cumpleaños número cinco, él llegó a casa co...

   El sonido del timbre lo interrumpió—: ¡Galletita, ven! ¡Ya tienes mucho rato al lado de ese idiota!

   John dejó la botella en la mesa de forma brusca. Sabía que le había molestado la interrupción de Stuart y, a decir verdad, a mí también.

   —¡Espera! —le gritó—. Estamos follando.

   —¿¡Qué están qué!? —y golpeó la puerta—. ¡Sal de ahí, galleta!

Girl or Boy? ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora