Capítulo L.

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   Había pasado un año desde que nos mudamos a París. Ya lograba dominar el idioma en totalidad, aunque ya me faltaban un par de cosas que de seguro completaría al cabo de un par de meses.

   Trabajaba en la biblioteca de la cuidad, y ahí logré entablar varias amistades que eran nativas de Inglaterra, cosa que me agradó bastante. John seguía en su estupendo rol de farmacéutico, cuya instalación quedaba a pocas calles de donde yo trabajaba, como el Liverpool.

   En cuando a George y a Ringo, seguíamos en contacto muy frecuente. También nos dijeron que habían ocupado los tres departamentos que quedaron vacíos y que todo estaba en completa normalidad. En cambio Jane cumplió su sueño de ser actriz, y hacía un par de días había vennido a París a visitarme y a una entrevista televisiva.

   Pero la relación entre John y yo no iba bien...

   Iba más que perfecta, y eso me ponía más feliz.

   Nunca creí que fuese a ser tan fastidioso a la hora de dormir, ni que diera usara el método de saltar en la cama para despertarme. Aunque yo prefería eso a que me metiera el pene en la boca mientras yo dormía.

   —¿Qué tanto piensas?

   Metí mis manos en la sudadera azul cielo que llevaba puesta, al tiempo que me apegaba a su cuerpo y miraba el bonito panorama de la Torre Eiffel a las diez de la noche. La misma estaba iluminada, haciendo realce y combinación con el cielo estrellado. Además, el pequeño trance del río tenía un par de barcos que también estaban adornados con luces. Era maravilloso.

   —En ti. En nosotros.

   John soltó una pequeña risita, al tiempo que jugueteaba con los pliegues de su suéter gris. Se lamió los labios y me miró.

   —Te amo. Sé que ya te lo he dicho, pero quiero repetirlo otra vez.

   —Qué tonto eres —emití una risita. No pasó mucho tiempo para que mis labios y los de él se unieran en un radiante beso—. Yo también te amo.

   —Tu me l'as dit aussi.

   —Je sais, mais c'est bien de le répéter —le contesté.

   —Je suis heureux que vous soyez avec moi, ici à Paris, de retour à Liverpool, ou ailleurs... la chose importante est que nous sommes ensemble.

   —Ensemble pour toujours.. —dije.

   —... et pour toujours...

   Él volvió a besarme los labios, con un poco más de intensidad que la vez anterior. Se me hizo imposible no envolver su cuello en mis brazos y acercarme aún más a él. Nada se comparaba a la sensación de estar entre sus brazos.

   —Ya lo hablas bastante bien —comentó, refiriéndose al francés—. Estoy orgulloso de ti, puta.

   —Ya te habías tardado...

   —No lo puedo evitar —se sonrió—. Ya llevamos más de un año siendo novios y creo que ya no dejé de decirte así.

   —El tiempo pasa muy rápido, ¿verdad? —lo miré. Él asintió—. ¿Qué hace que tropezamos las escaleras y tú me tumbaste al suelo? Para mí fue como si hubiera pasado ayer mismo.

   —Y la vez que te vi de mujer —rió—. Te juro que me quería desmayar ahí mismo.

   —Agh, qué tonto. Deberías admitir que me veía muy bien.

   —Sí, pero yo te había visto de hombre hace unas horas —se excusó—. Y para mí fue muy raro.

   —¿Qué pensaste cuándo me viste por primera vez?

   —Me pareciste lindo, no lo niego... pero... p-pero yo nunca creí que llegáramos a esto. Nunca creí enamorarme de ti tan rápido, ni tampoco creí que justo ahora estuviésemos juntos viendo las estrellas en París.

   —Suena muy lindo —murmuré, descargando el peso de mi cabeza en su hombro—. Estoy muy feliz de que tú estés a mi lado.

   —Ni me lo digas. Para mí el hecho de haberte conocido lo es... lo es todo. Cambiaste mi punto de vista, mi forma de ver y pensar... y me amas, y eso es algo que me hace amarte.

   —¡Un homofóbico menos!

   —Sí, ahora faltan unos cuantos millones más. Pero a esos no los vas a hechizar con tus rayos de puta porque eso son solo para mí.

   Carcajeé.

   —Qué malo tonto eres, John.

   Él se sonrió, al tiempo que encogía los hombros.

   —Es la verdad.

   —¿Sabes que es la otra verdad?

   —¿Qué esta noche me darás el culo?

   —¡John! —bramé—. ¡Tú siempre! Agh, increíble que tenga un año soportándote...

   —Es porque me amas.

   —Lamentablemente —refunfuñé. De inmediato me hizo cosquillas en el cuello, logrando que yo encogiera esa zona y que emitiera un par de risas—. ¡Ya, suéltame! ¡Suéltame! ¡Me haces cosquillas!

   —¡Está bien! —y me soltó, para luego darme muchos besitos en la mejilla—. Te amo, mi puta.

   —Agh, tan fastidioso.

   John se rió y se levantó, lo que me obligó a mí a imitar su acto.

   —Vámonos, se hará tarde —me dijo—. Mañana tenemos que ir al trabajo.

   —Cierto.

   Entrelacé mi mano a la suya, nos dimos la vuelta y nos encaminamos sobre la grama para ir hacia la parada de bus.

   —John, ¿prometes que siempre estaremos así?

   —Prometo que te meteré el pene siempre.

   —¡John! ¡No te soporto!

   —¡Mentira, mentira! Claro que sí... tú y yo siempre, mi puta.

   —¡Ya!

   —Tú y yo siempre, mi Paul.

   Me sonreí.

   —Así está mejor —dije.

   —Te amo, puta

   —Te amo, idiota.

"Maybe we found love right where we are." —Ed Sheeran

Fin

Girl or Boy? ➳ McLennonWhere stories live. Discover now