Capítulo XXVIII.

4.3K 393 1.4K
                                    

   Metí la mano en mi bolsillo y me dispuse a sacar las llaves de mi departamento para poder entrar. Justamente cuando estaba por hacerlo, un pañuelo me cubrió los ojos, lo que me hizo soltar un pequeño grito.

   —¡Te atrapé, zorra eléctrica!

   —¡Idiota! —bramé, quitándome el pañuelo con velocidad. Me di la vuelta y lo encaré, teniendo en ceño ligeramente fruncido—. Me asustaste.

   —¿Por qué?

   —¿¡Cómo que 'por qué'!? ¡Porque creí que me iban a secuestrar o qué se yo!

   —Ah, ya —carcajeó—. Oye, dame eso —me arrebató el pañuelo rojo y comenzó a prepararlo para volverme a vendar los ojos—. Date la vuelta. Quiero mostrarte algo que hice para ti.

   —No. Quiero ver.

   —No puedes ver, es una sorpresa.

   —No, John. Quiero ver a donde me llevas.

   —Será aquí mismo, pero no quiero que veas porque lo vas a arruinar todo —dijo, al tiempo que enrollaba la manga de su camisa hasta el codo—. Tranquilo, no te voy hacer nada malo.

   —Ajá.

   —¡Paul, vamos! Digo: ¡Puta, vamos!

   Entrecerré mis ojos y ladeé mi rostro, al momento que bajaba la cremallera de mi suéter, dejando ver la camisa blanca que tenía puesta. No confiaba del todo en él porque podía hacerme una broma pesada

   —¿A dónde me llevarás?

   —¡Es una sorpresa, no puedo decirte! Lo único es que te va a gustar... espero.

   —Sabes que si es una brom...

   —No es una broma —me interrumpió—. No es nada de eso. ¿Puedes confiar en mí?

   —Me cuesta.

   —Agh, ya date la vuelta.

   —No.

   —Ah, pero cuando vamos a coger si te das la vuelta rápido, ¿verdad?

   —¡Ay, ya cállate! Siempre con eso.

   En medio de un bufido me di la vuelta y de inmediato él vendó mis ojos con el pañuelo. Mis ojos quedaron totalmente descubiertos, por lo que él tuvo que tomarme del hombre y guiarme hacia el frente.

   —Ahorita vamos al ascensor —me dijo. Escuché el 'tin' que hacía al abrir y pronto estuvimos dentro; escuché que marcó un par de botones y esperamos—. Ya cálmate. No te haré nada malo.

   —Puedo enterrarte la llave, así que abstente de hacer algo.

   —Agh, Paul. Cálmate. No te haré nada malo.

   La puerta se abrió, así que él volvió a tomarme del hombro y me guió hacia el frente. Subí un par de escaleras de metal y cuando terminé de hacerlo, sentí una agradable brisa alborotar mi cabello y darme en la piel.

   —Ya sabes dónde estamos... ¿verdad?

   —¿En la azotea? ¿Qué me harás? ¿Me vas a lanzar?

   —Claro que no —y rió, para luego comenzar a deshacer el nudo del pañuelo—. Quiero que cierres los ojos y los abras cuando yo te diga, ¿sí?

   Estaba comenzando a transmitirme confianza, así que asentí. Cuando quitó el pañuelo apreté mis ojos con fuerza, y él me guió un poco más hacia adelante.

Girl or Boy? ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora