Podría jurar que el ojo de Gus estaba teniendo un tic.

—Prima, eres muy intensa con esto.

—Ya sé. Espero no terminar siendo una reina del drama o algo así por el estilo. Tendré que arreglar las cosas, pero hoy no.

—Debes hacerlo rápido, no te aconsejo que dejes pasar los días. Y una llamada o mensaje no arregla la situación.

Me desplomé sobre la mesa y solté un chillido de frustración.

Después de un rato, luego de bañarme, me quedé mirando mi reflejo en el espejo y comencé a practicar con respecto a cómo empezaría con la conversación con Park. Perdí la noción de las veces que hablaba y la regaba.

—Eres patética —le dije a la Violet del espejo— ¿Por qué eres así?, tú puedes hacerlo, ten por seguro que él no te dará la espalda, aunque te hará muchas preguntas, pero contéstalas y deja de ser una gallina, Violet.

Vaya, que linda motivación me estaba dando.

Ya en la habitación, comencé escribirle un mensaje preguntándole si podíamos vernos para hablar. Esperé como media hora y todavía no veía el mensaje, así que preferí no insistir, tal vez estaba ocupado como para atender el celular, lo entendía.

...

En todo el día no me contestó el mensaje, así que di por hecho que estaba cabreado conmigo, tampoco respondía los mensajes del grupo y los vistos eran demasiado claros.

Definitivamente estaba cavando mi tumba.

A la mañana siguiente las cosas transcurrieron de manera normal en la escuela, ahí estaban los chicos charlando sin darse cuenta de mi presencia, mientras me acercaba sentía el corazón latirme más rápido de lo normal, sin embargo, antes de que pudiera saludar, Aspen se coló en mi campo de visión más adelante. Iba solo, lo cual era extraño porque acostumbraba estar con sus amigos con expresiones amenazadoras, no obstante, él no estaba de ese humor.

Solté un suspiro y apreté con fuerza las correas de mi mochila para echar andar hacia su dirección, al pasar al costado de mis amigos, Park fue el único en percatarse, ya que Rowan y Red estaban ocupados en una batalla de miradas dulces, que no estaban pendientes de lo que ocurría a su alrededor, lo cual agradecí en mis adentros, por otro lado, ambos intercambiamos una mirada que solo duró unos segundos, no pude leer lo que su mirada quería transmitirme. A pesar de eso, le regalé una media sonrisa y prefirió sumirse dentro de su casillero para darme la espalda.

Bien, me lo merecía.

Aspen caminaba muy rápido esquivando a cualquiera que se le interpusiera en su camino.

—¡Eh! ¡Aspen! —Le hablé.

Por un segundo se detuvo para saber quién lo llamaba, agité mi mano en el aire y al percatarse de que se trataba de mí, les puedo jurar que soltó una maldición, seguidamente, siguió caminando aumentando la velocidad de sus pasos. Fruncí el ceño, me había ofendido.

Sin embargo, no me iba a dar por vencida. Podría caerle mal, pero quería intentar hacer las paces con él. Repito, no le tenía lástima, necesitaba asegurarme de que no hiciera una estupidez sabiendo que su familia lo necesitaba. Miles de escenas pasaban por mi cabeza, pero a ninguna le hacía caso, todas terminaban en caos.

Era tiempo de despedirse de esas emociones que tanto me dañaron. Llegué a un punto en el que podía sentir las heridas sanar.

Lo tuve que consultar con la almohada toda la noche. Se me fue imposible conciliar el sueño.

Si otra persona estuviera en mis zapatos, entendería lo que trataba de hacer.

No me sentía superhéroe, me sentía humana, llena de sentimientos, culpas, errores y victorias.

El universo en tu miradaWhere stories live. Discover now