31. Mariachis en Londres

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"Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás que te amo."

-William Shakespeare, Hamlet.-


-Hola nena.-

El saludo de Michael siempre le hacía sonreír. Traía a María en los hombros y Leo caminaba delante de ellos con el rostro lleno de suciedad seca y restos de sudor. Habían ido por Leo a la escuela y volvían para comer.

-Hola nene, hola... ¡Iuuuuug! Leonardo, a la regadera, ahora.- Cuando le dio un beso exageró el gesto de asco antes de que el niño corriera a bañarse.

Ambos hombres rieron con ganas.

-Pero estuvo genial en el entrenamiento. Y aunque está cansado dice que está listo para ir el fin de semana a Killarney con los chicos.-

-Mientras sea para salir, pasear o jugar, nunca está cansado...-

El actor bajó a la bebé que se apresuró a correr entre trompicones hasta su madre.

-Ya... ¿Entonces?- La mirada curiosa de Anna hizo al castaño reír. -Te estás deshaciendo de mi hijo y tienes a mi hija en la palma de tu mano desde que te conoció... ¿Qué pretendes?-

-Ya sabes lo que pretendo. ¿Me dirás que sí?-



~*~




-¿Me vas a decir por qué estás tan callado?-

La voz de su padre le sacó de sus cavilaciones. Tom estaba ayudándolo a acarrear madera para la chimenea de la casa. En Londres hacía frío hasta en primavera, pero ya estaban a principios de otoño y como la casa era grande, necesitaba calor.

Había decidido refugiarse unos días en casa de su progenitor puesto que su madre y su hermana menor aún estaban molestas con él.

-Nada, solo pienso que en casa me gustaría tener una chimenea así, pero no es posible...-

-Claro, ¿y la chica que te dejó no tiene nada que ver?-

Cuando la puerta de la bodega se cerró, no tuvo opción más que mirar a los ojos al hombre que le había engendrado.

-¿Mamá, cierto?-

-No. Tú me lo acabas de confirmar, no te había visto así antes. Y no, de hecho no he hablado con tu madre en bastante tiempo.- Ambos caminaron hasta el interior del hogar que antes había sido de toda la familia.

-No te vi en el bautizo de Kevan...-

-No, prefiero ver a mis nietos sin agobiar a tu madre con mi presencia.- Agregó el hombre de cabello cano y pómulos marcados. -¿Y bien? Hablame de la chica.-

-Así que, a grandes rasgos, lo jodiste justo cuando estabas empezando a hacer las cosas bien, ¿no?-

-Si...-

Ambos estaban en el salón, bebiendo coñac, las brazas ardiendo en la chimenea crepitaban alegremente acompañando el silencio entre los dos.

Never let me go. FINALIZADA (Tom Hiddleston Fanfic)Kde žijí příběhy. Začni objevovat