30. Perfecto

1K 82 50
                                    

Para Anna, el día a día era una batalla. Una que se esforzaba en librar.

Una batalla contra ella misma.

Había en su cabeza esos fantasmas de años y años de desazón. De vivir sin amor, sin certeza de la persona a tu lado. La perfección de Tom le asustaba.

Un hombre tan interesante, tan culto, educado, caballeroso, inteligente, guapo y dulce... ¿Qué veía en ella?

Por que a ojo crítico no se encontraba nada. Ahí parada frente al espejo del recibidor lo pensaba. Tom había ido a cambiarse a su casa y estaba por llegar para llevarlos a conocer a su familia.

Tenía ojeras, que trataba de disimular con el maquillaje. Cuatro meses después de las vacaciones, el bronceado ya estaba pasando a mejor vida, lo que le daba una apariencia de enferma, no era ni rosácea ni morena, se veía amarilla.

-Mierda.- Murmuró al ponerse un poco de color en las mejillas.

Los labios estaban bien, pero el cabello ya estaba perdiendo forma.

-Y yo que ayer le dije a Daphne que no me hiciera facial ni masaje cuando tuvimos tiempo...- Se lamentó por un segundo. Que mala pinta. Pero intentó de cualquier manera parecer animada y no aterrada como en realidad estaba.

Necesitaba una opinión (o la validación de alguien más) objetiva.

-¿Qué tal me veo, Leo?- Los niños estaban listos y sentados en el sofá. El mayor la observó con ojo crítico y se levantó para rodearla.

-Pareces un malvavisco esponjoso. Si te ves bonita.-

"Bueno, pudo ser peor", se dice a si misma.

Cuando Tom llega, su sonrisa es suficiente para darle todo el ánimo posible. Le atrapa por la cintura y le besa con ansias en el recibidor antes de controlarse y apresurarse a salir con rumbo a la fiesta.

El camino es agradable y tranquilo y Tom ha pasado por el regalo para el pequeño Kevan, su sobrino el cuál Leonardo custodia.

Cuando la pequeña familia arriba las miradas de todos se centran en ellos. Anna tiembla y siente las manos sudorosas, trata de secarlas con un pañuelo antes de tomar la mano de Tom que le sonríe dándole ánimos.

Cuando comienzan las presentaciones y saludos el estómago de Anna parece haberse ausentado. El vacío le duele y aunque trata de lucir tranquila el hecho de escuchar a Tom presentarla como su novia y a los niños como " míos" le roba el alma.

Obviamente todos entienden el contexto pero nadie hace un mal gesto, los niños son la sensación pero Anna es el punto a tratar, y se siente examinada hasta el más mínimo detalle. Y es ahí cuando algo llama su atención, hay una persona que la observa con total descaro, sin expresión alguna, simplemente parece estarle evaluando. Es una mujer joven, de cabellos castaños claros, alta y de facciones finas. De ojos verdes y piel blanca. Está a un par de mesas de distancia y por un momento Anna teme que sea ka hermana de Tom.

Pero cuando la voz del actor le regresa a la tierra, tiene a la familia de Thomas enfrente. Su hermana Emma, su madre Diana, su sobrino Kevan y su cuñado Albert.

El asombro en sus voces es evidente, y aunque algo incómodo, pasa pronto y la amabilidad de todos es palpable.

Todo aquello le recuerda a la familia Fassbender, aunque aquellos, un tanto más relajados e informales. Claro que un bautizo es algo completamente diferente a una cena familiar. Entre tanto, cuando Anna busca, la chica ojiverde ya no está.

Poco a poco la tarde cede y aunque no conoce a nadie Anna se lleva la tarde en cuidar de sus hijos y escuchar a Tom contarle acerca de su familia y amigos. Algunas veces se ven interrumpidos por los familiares que muestran todo su interés en la vida tan agitada y colorida del actor.

Never let me go. FINALIZADA (Tom Hiddleston Fanfic)Where stories live. Discover now