Never let me go. FINALIZADA (Tom Hiddleston Fanfic)

15. Anhelo.

Thomas:

Cuando las puertas de cristal se cierran tras de mi, siento algo muy pesado instalarse en mi pecho. La última visión de Anna con la pequeña María en brazos, una sonrisita triste en sus bellos labios abultados y suaves y ése besito que lanzó al aire cuando creyó que ya no la vería me hacen doler. Cualquiera hubiera pensado que era una esposa amorosa que despide a su hombre.

Y me encanta como suena en ni cabeza y como aminora el malestar en mi cuerpo. Y no sé de dónde viene esto.

Yo siempre he sido cercano con mi familia, de la manera normal y he pensado en tener una propia, pero siempre en abstracto; como un anhelo lejano. Ése plan a futuro que mencionas cuando el orientador vocacional te dice: "¿Y cómo te ves en 15 años?" y respondías con cara de tonto y como si fuera súper fácil que con trabajo y casa y perro y esposa y tal vez hijos... ¡Qué se yo!

El punto es que mientras paso por migración y espero mi vuelo me encuentro a mi mismo pensando que éstos escasos tres días fueron lo más cercano a una experiencia familiar que he tenido. No es lo mismo que ver a Sarah con su esposo y mi sobrina Milah, eso es de ellos. Yo quiero algo mío.

T: "Ve con cuidado al manejar. Avisame por favor al llegar, a éste paso seguiré aquí ;) "

Le eacribo y espero un poco, es rápido pero creo que tal vez ya esté conduciendo, seguro no se quedó más. Y no debería pero eso me decepciona, solo un poco.

Aunque... ¿Qué me pasa?

Digo, fue maravilloso y totalmente refrescante. Desde que la conocí, o más bien, los conocí, no pude dejar de pensarlos. Especialmente Anna. Ésa niña es algo completamente hipnotizante. Y me reprendo con que eso lo digo por el sexo... Que sinceramente fue espectacular, pero como le dije desde la primera vez, me encanta verla sonreír, de todas las maneras. Y quiero hacerlo siempre.

No.

Esto es la novedad. Si, que siempre me pasa lo mismo: me gustan, salimos, follamos y me voy con el número para repetir después si es que me gustó o con una excusa si no. Ya se me pasará.

Anna no contesta.

Recuerdo el fuerte de almohadones, la comida deliciosa, aunque picante. Su arrullo a la bebé cuando creyó que yo dormitaba en el sofá. Su voz suave, dulce, iracunda cuando discutió con la mujer del entrenamiento. Sus gritos eufóricos cuando Leo metió un gol o cuando hizo el pase para uno... Sus gemidos al tenerme entre sus piernas. ¡Dios! que tiene un cuerpecito de delirio: unas piernas delgadas y largas que terminan en un culito apretado y suave, una cinturita brevísima que corona con unos pechos deliciosos y grandes y esa boquita de miedo.

Ufff. Suspiro, cómo la chupa.

Ya están abordando.

Una cosa es que mi edad (y mi mamá) me digan que ya es hora de ir poniendo orden en mi vida amorosa y otra que ya me este haciendo yo solo todo un cuento por que la chica que me gusta es un poquito más complicada de lo normal:

1: Vive del otro lado del océano.

2: Tiene dos niños (hermosos, pero pues si es un paquete muy grande para el que hay que tener madurez... y la mayor parte del tiempo no me insto a ser maduro más de lo estrictamente profesional.)