Capítulo 8: Francia

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Llego muy enfadado a casa, cierro la puerta con rabia y suelto una respiración muy agotada ya que caminé demasiado veloz.

-¿Algún problema? -levanto la mirada y veo que mi Padre sale frotándose los ojos desde su cuarto.

-Ninguno -digo.

-Me despertaste ¿Acaso no puedes cerrar la puerta de buena forma? Mira la hora que es.

-Lo siento -susurro -La puerta se la llevó el viento.

-No molestes -Dice él con un gruñido mientras vuelve a regresar a su habitación y cierra su puerta. Suspiro aliviado ya que mi Padre tiene tanto sueño acumulado que no tiene las suficientes energías para molestarse tanto.

Me acerco a mi cocina, tomo algo de agua y luego me voy al cuarto mientras mi teléfono suena en el bolsillo del pantalón que llevo puesto; lo saco para responder a la llamada, me muerdo mi labio con resignación cuando veo que quien llama es Vee.

Le corto la llamada ya que no quiero hablar con nadie, pero no puedo ser tan maleducado con ella como para ignorarla, así que le envío mensajes de texto y ella me los responde muy rápidamente.

Vee me pregunta muchas veces que cosa ha sucedido, le digo que le pregunte a Jyaden de un comienzo, pero como sé que él no va a decir nada, le revelo la verdad. Vee sorprendida no puede creerse lo de la apuesta. Yo ya tengo suficiente soportando a mi Padre como para ahora tener que aguantar la idea que tiene Jyaden sobre su persona; no voy a ser el juguete de sus amigos o la broma semanal.

Puedo encontrar empleo donde yo quiera. No los necesito.

Vee me insiste con muchos mensajes a que no renuncie al trabajo, le digo que lo lamento, que es una decisión tomada y que no me retractaré.

Me quito la ropa que debo ir a devolverle a ella, me pongo una remera muy delgada por lo desgastada que está, un poco más de ropa sube en mi cuerpo y luego de eso me recuesto sobre mi cama para tratar de dormirme.

Los ojos de Jyaden se me aparecen en mis sueños, despierto cada una hora, trato de descansar pero no puedo. Aún más enfadado de lo que estaba cuando llegué a casa, me levanto, enciendo la luz y me quedo sentado sobre mis frazadas. ¿Qué sucede? Jyaden no debería estarme quitando mis pocas horas de sueño. Además ya casi amanece y no es justo que no haya podido respirar tranquilo en toda la noche.

* * *

Poco a poco voy caminando por los pasillos del Colegio, algunos chicos chocan sus hombros conmigo sin preocuparse al menos por mirar de a quien han golpeado. Agotado mentalmente, dejo mi mochila colgando desde el espaldar de mi silla. Veo como Jyaden entra al salón, por un momento su mirada se junta con la mía pero luego el profesor llega al salón y nos dice que tomemos ubicación en nuestros lugares.

Debo SalvarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora