Capítulo 3: Mentiras y problemas

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Me quedo viendo como mi Padre lanza su chaqueta en el suelo de la casa, pasa su mano por su rostro y creo que viene con algo de sueño acumulado en su mirada

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Me quedo viendo como mi Padre lanza su chaqueta en el suelo de la casa, pasa su mano por su rostro y creo que viene con algo de sueño acumulado en su mirada.

—Hey Papá, ¿Tienes hambre? —él se me queda viendo como si lo hubiera insultado, no dice nada, solo toma asiento frente a mí y espera a que le sirva comida.

—¿Conseguiste trabajo? —pregunta él, yo le sirvo su plato con comida mientras asiento algo tranquilo y respiro profundamente antes de hablar.

—Si —respondo —Trabajo en...

—No quiero saber donde rayos te estás vendiendo ¿De acuerdo? Solo quiero saber si estás ganando dinero.

—Ah pues... —balbuceo incómodo —Si, lo normal para un trabajo de medio tiempo.

—Espero que pronto salgas de ese maldito colegio y puedas trabajar tiempo completo, hacen falta muchas cosas en esta casa.

—Yo... yo no me siento bien —digo, tomando mis libretas de estudio y sosteniéndolas con fuerza —voy a irme al cuarto.

—No te he dicho que te vayas —él levanta la voz, golpea su puño contra la mesa y obligadamente me giro para verlo.

—¿Puedo... puedo retirarme? —él asiente una sola vez, agradezco aquello y camino lo más apresurado pero a la vez lo más disimulado posible hacia mi habitación.

Cierro la puerta con seguro, abro la ventana un poco y me siento en mi viejo escritorio para seguir estudiando y ver el anochecer de la ciudad. Sin darme cuenta, agotado me quedo dormido en mi escritorio, despierto cerca de las cuatro de la mañana, con mucho sueño me levanto de la silla y me lanzo en la cama aún con la ropa puesta, me vuelvo a quedar dormido de golpe.

Mi alarma me despierta a las 7:00 de la mañana, me levanto aún con algo de cansancio pero doy un bostezo largo, me sacudo el sueño de la mente y pongo a hervir agua en la cocina, es muy seguro que mi Padre se haya quedado a dormir en su cuarto, así que apresuro mi ducha. Una vez listo, tomo mi termo portátil que compré como hace dos años y me voy bebiendo café hasta el Colegio.

Una vez que termina mi desayuno, dejo mi termo en mi casillero. Poco a poco todo el lugar se va llenando de chicos, tomo mis libretas y me preparo para más o menos el quinto examen del semestre, trato de concentrarme lo mejor posible cuando mi lápiz grafito se desliza por el papel y marco las alternativas que en el momento creo que son las correctas.

—Tiempo chicos —dice la profesora —Entréguenme sus exámenes y les regresaré sus móviles —todos hacemos una fila dentro del salón, una vez que me devuelven mi teléfono, me pongo a leer un poco para distraerme hasta que llegan las próximas horas de clase, la hora del almuerzo, las clases de la tarde y hasta que llega la hora de irme a trabajar.

Tomo el autobús y luego camino hasta la casa de los Beili, me topo con Vee que viene también llegando del Colegio, ella me saluda con un beso en la mejilla y juntos entramos a casa.

Debo SalvarteWhere stories live. Discover now