Capítulo 7: Peligro, peligro, peligro.

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Cuando el reloj de mi teléfono marca las 10:00 de la mañana, llego a casa de los Beili y ya casi todo allí es un caos para la fiesta de cumpleaños de Jyaden. No encuentro a Vee para saludarla, así que camino directamente a la cocina esperando encontrarme a la cocinera, pero veo a Jyaden vestido con una sudadera café y un jeans que le queda algo grande. Un look bastante casual para el día de su cumpleaños.

—Hola —le saludo.

—Al fin llegas —dice él.

—Mi horario de sábado comienza a las 2 de la tarde —digo —he llegado mucho más temprano de lo normal —Jyaden solo rodea la mirada y cierra la nevera.

—Necesito que vayas por el alcohol al centro, puesto que la cocinera ni loca lo va a comprar ella, o le dirá a mis Padres así que será tu trabajo.

—Pero... —dejo caer mi mochila en una de las sillas y me acerco a él algo confundido —¿Sabes que soy menor de edad? No van a venderme alcohol.

—Necesito al menos 13 botellas de whisky, 10 de vodka y las cervezas seguramente serán unas 100 botellas mínimo.

—¿No me estás escuchado?

—Busca donde comprar —dice él algo enfadado —No serás el primer menor de edad que busca comprar alcohol un día sábado, alguien te venderá.

—De acuerdo —digo sin ganas de pelear a esta hora de la mañana —¿Vas a darme el dinero?

—Llévate una de mis tarjetas —él saca su billetera y me entrega una tarjeta de crédito color azul con el logo de un banco —la contraseña es 1989, no puedes olvidarte de lo que te pedí.

—No me olvido.

—Ahora ve al centro, luego llama a un taxi y espero que estés aquí para el medio día —Asiento resignado, guardo la tarjeta en uno de mis bolsillos y entiendo de inmediato por qué la cocinera no está en casa, seguro Jyaden la tiene comprando una millonada de dinero de cosas en el supermercado.

Cierro la puerta de entrada de la casa, salgo del condominio y me subo al primer autobús que veo, si hubiera sabido que me mandarían a comprar hubiera salido de casa, luego hubiera realizado las compras y recién habría ido a su casa. Pero no, ahora debo darme esta boba vuelta por la ciudad.

Al medio día del sábado transita mucha gente por el centro de la ciudad, y en serio espero que la policía no me vea con tantas bolsas una vez que tenga las cosas, o estaré en graves problemas.

Camino con un paso decidido hacia una botillería que conozco, donde normalmente me venden alcohol.

Resulta, que una vez cuando tenía 13 años, mi padre había tenido una pelea y estaba muy cabreado con el mundo, no quiso salir de casa a comprar lo que él quería así que yo cerca de las 10 de la noche salí en busca de una botella de whisky, obviamente cuando vine a la botillería que normalmente papá compraba, el vendedor no quiso venderme. Con el alma entrelaza en mis pies regresé a casa con las manos vacías, le expliqué a Papá la situación y un golpe bastante fuerte me llegó en la mejilla.

Por orden de él, regresé a la botillería esa misma noche. El vendedor que conocía a mi Padre me vio seguramente con el golpe marcado en mi rostro, me dijo que siempre que tuviera cuidado y que no me descubrieran una vez que saliera de la tienda, él me vendería.

Ahora que soy más mayor, pienso que la reacción del vendedor no fue muy buena. En primera porque al verme golpeado debió haber llamado a la Policía, pero nadie quiere a mi padre de enemigo, así que eso jamás sucedió ni tampoco sucederá.

Debo SalvarteWhere stories live. Discover now