Irina asintió con un movimiento de cabeza, aún desorientada. Dejó su mochila en el piso y caminó hacia el baño.

—Avisame si necesitás algo.

La morocha no escuchó esto último. Cerró la puerta y abrió la ducha.

—¿Así que ese monstruo te está tratando bien? —preguntó Irina luego de la larga explicación que Anahí le había dado sobre lo ocurrido durante la semana

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—¿Así que ese monstruo te está tratando bien? —preguntó Irina luego de la larga explicación que Anahí le había dado sobre lo ocurrido durante la semana.

—Mejor de lo que esperaba, considerando nuestro primer encuentro —admitió la pelirroja—. Pero Lucio me prohibió volver a El Refugio o hablar con ustedes. Creo que teme que muera y pierda la oportunidad de tomar una decisión.

—Supongo que tiene sentido, aunque sea por un motivo egoísta. Él odia El Refugio y a todos sus habitantes, es entendible que intente alejarte de nosotros —respondió Irina, pensativa. Se recostó en la cama, con las piernas colgando de un lado y la cabeza del otro—. Pero no te preocupés, vine para llevarte de vuelta a casa.

—No quiero —se rehusó Anahí—. Primero que nada, porque acá estoy bastante cómoda, más allá del aburrimiento. Además —agregó—, sé que si me escapo, Lucio lo notará enseguida y me buscará hasta encontrarme. No quiero que te lastime ni a vos ni a los chicos.

—¿Me estás diciendo que caminé sin parar por tres días por nada? —Irina se sentó de repente, enojada.

—Nadie te pidió que vinieras, así que no me culpés por tus propias decisiones. Agradezco tu preocupación, pero creo que es más seguro si me quedo acá. Son solo tres semanas más y después podré volver y vengarme del hijo de puta que me mató.

La morocha le clavó la mirada a su amiga, incrédula.

—¿En serio pensás irte? —preguntó. Ella deseaba que Anahí se quedara en el purgatorio. La necesitaba allí—. ¿Sabés que una vez que te convertís en fantasma no hay vuelta atrás? Vas a estar atrapada en un mundo que no te pertenece, donde nadie podrá verte u oírte. ¿Estás segura?

—Eso creo. Me parece que es la mejor opción. Después de ver llorar a mi mamá, lo único que quiero es vengarme. Cada vez que pienso en el asunto me dan ganas de romper algo por la bronca. —Suspiró—. Renacer no es una opción, ni loca elijo olvidarme de todo. Es al pedo.

—¿Y no te gustaría quedarte acá?

—No —respondió Anahí de inmediato—. Definitivamente no. La ciudad es gris, aburrida, mi profesión no sirve para nada y no soportaría pasarme una eternidad viviendo en una cueva, sin ofender. La casa de Lucio no es mala, en especial porque me llevo bien con las dos empleadas, pero no quisiera trabajar de mucama. ¡Ah! Otra cosa, ¿te acordás de la chica que decías que Lucio se la llevó y nunca volvió?

Irina asintió en silencio, ofendida todavía por la actitud de la pelirroja.

—Se llama Inés y vive acá. Es una de las empleadas. Dice que vino porque quiso y que está muy contenta con la posibilidad de laburar en la casa de Lucio. Así que ni se fue al infierno ni ninguna de esas cosas que me dijiste.

Purgatorio (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora