✦ DÍA 29 ✦

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Anahí despertó en su cama, con un camisón puesto y el cabello con aroma a crema de enjuague de manzana

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Anahí despertó en su cama, con un camisón puesto y el cabello con aroma a crema de enjuague de manzana. Recordó el túnel y la huida, la voz amenazante de Soriarte y el fuego. Recordó también la textura de la mano de Lucio tomando la suya y la repentina confesión del hombre antes de partir. Pero presintió que todo había sido un mal sueño a causa de los nervios, después de todo, se encontraba en su habitación.

Se sentó en el borde de la cama y bostezó, una punzada recorrió su cuerpo. Además, tenía hambre, mucha hambre. El reloj marcaba ya casi el mediodía, así que podría ir a la cocina a saludar a Olga y a Inés.

Intentó caminar, pero el dolor la obligó a sentarse una vez más. Comenzó a comprender entonces que la pesadilla había sido real. Se observó los brazos, cubiertos por heridas y quemaduras leves. Le costaba creer lo que veía.

Aturdida, se colocó sus pantuflas y se obligó a ponerse de pie. Se arrimó a la pared y avanzó utilizando los muros como sostén. Los niños corrían por el pasillo, riendo, y la saludaban al pasar.

El sol se colaba por las ventanas de la casona. Anahí se sentía como una espectadora que había caído por accidente dentro de alguna película que le resultaba ajena e intangible. Extraña. Todo a su alrededor le parecía familiar, pero vacío.

Bajó las escaleras sentada, ante la mirada curiosa de algunos pequeños que le sonreían y le deseaban que tuviese un buen día.

En la cocina encontró a Delfina y a Inés, que parecieron sorprendidas de verla levantada. La menor de las hermanas Valini le ofreció algo para comer, pero Anahí rechazó el almuerzo con un gesto más allá de su gran apetito. Las escenas de la huida eran aún borrosas y confusas, pero sentía su estómago revuelto cada vez que oía los disparos retumbando en su cabeza. Necesitaba despabilarse y poner los pies sobre la tierra.

—Estuviste inconsciente un par de días —afirmó Delfina, dando el puntapié inicial—. No sabés lo preocupadas que nos tenías. Iri se quedó al lado de tu cama hasta hace un rato. Creo que fue a ducharse.

—Eso significa que mañana es el juicio —respondió Anahí en un murmullo, sin saber si había pronunciado las palabras o si solo las elaboró en su mente.

Delfina asintió con un movimiento de cabeza, pero la pelirroja no lo notó. Su mente estaba invadida por preocupaciones varias que necesitaba solucionar esa misma tarde.

El tiempo se le escapaba de las manos y todavía no había tomado su decisión final.

El tiempo se le escapaba de las manos y todavía no había tomado su decisión final

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Purgatorio (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora