✦ DÍA 1 - CAPÍTULO 2 ✦

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—¡Te voy a matar, hija de puta!

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—¡Te voy a matar, hija de puta!

Anahí estaba a punto de quedarse dormida cuando un grito la despabiló. Levantó la mirada y notó que había anochecido, ya no se veían transeúntes a su alrededor. Se preguntó qué hora sería. La ciudad estaba casi a oscuras. La iluminación era tenue y creaba sombras amorfas sobre las paredes de las casas.

Anahí suponía que su familia la estaría buscando, que habrían ido a la policía con alguna foto para que su rostro apareciera en los noticieros y en Internet. Sonrió por un instante al imaginarse que su madre escogería una de esas estúpidas selfies que se sacaba frente al espejo poniendo los labios como un pato, o capaz una de las ridículas imágenes que su pareja le sacaba cuando recién se despertaba. Al menos, era obvio que seguía en la Argentina, los insultos eran inconfundibles.

—¡Cuando te agarre, te voy a partir el cuello yo mismo!

Otro grito la hizo poner los pies sobre la tierra; esta vez la voz sonaba más cercana y revelaba que se trataba de un hombre adulto.

Anahí oyó pasos. Una persona corría en dirección a donde ella se encontraba. Algo ocurría a su alrededor y podría ser peligroso. Ya se había visto obligada a enfrentarse a un tipo armado cuando le robaron la moto y no quería verse forzada a repetir aquella desagradable experiencia.

Los pasos estaban casi sobre la esquina. Anahí no tenía tiempo de esconderse o de correr hacia la avenida. Asustada, y aún sentada, maldijo que no hubiera una ochava; giró la cabeza y estiró su cuerpo para espiar lo que ocurría en la vereda perpendicular a la suya. Fue entonces cuando algo —o, mejor dicho, alguien— tropezó con ella y cayó al suelo.

—¡Mierda! —puteó una chica—; movete, pelotuda, que, si me agarran, me matan. —La extraña se puso de pie con prisa.

Anahí analizó a la joven con la mirada. Bajo el manto de la oscuridad, solo algunos detalles eran claros. Se trataba de una muchacha bastante alta, pero de no más de diecisiete años. Llevaba puesto un gorro blanco de lana que ocultaba su cabello. Cargaba un paquete bajo el brazo, pero, por lo demás, estaba vestida totalmente de negro y su atuendo se camuflaba con la noche.

—¿Estás bien? —le preguntó Anahí, preocupada.

La chica no contestó, tan solo se puso de pie y siguió corriendo. Su perseguidor ya casi la alcanzaba. Los pasos retumbaban en el silencio de aquel desértico barrio.

Sin comprender el núcleo de lo que ocurría, Anahí siguió un impulso repentino y estiró su pierna derecha en la dirección de la que provenía el hombre. Sabía que le quedaría un moretón luego de ello.

Él también cayó de cara al piso segundos después.

Anahí no podía definir los rasgos de su víctima, pero percibía que el extraño emanaba un intoxicante olor a colonia barata de vainilla.

Purgatorio (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora