X. Creo que somos muy parecidos

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Lo hice. Y siguió sin gustarme.

– Mira tus ojos, Chloe, este es el color ideal para ellos. Te los resalta muchísimo –asentí. En ese punto llevaba razón–. El corte del vestido es perfecto. ¡Te hace unas piernas preciosas! ¡Pareces incluso más alta!

– Mmm...

– ¡Sabes que es así! –Protestó–. Además, este tipo de escote siempre resalta mucho los pechos –volvió a coger mis hombros y observé a través del cristal cómo guiñaba un ojo, así que acabé por reír–. Te queda muy bien. Pareces una princesa.

En cualquier otro momento, hubiera estallado en carcajadas, pero no lo hice. El trozo de tela que cubría mi torso estaba hecho a base de encaje transparente; nunca me había llamado demasiado la atención pero en esa prenda resultaba precioso. Bajo éste, a la altura de mis pechos, la tela adquiría una forma de corazón.

– Estás guapísima y lo sabes –insistió.

Por cuarta vez en el día, me sentí diferente. Y, por cuarta vez en el día, quedó demostrado que cuando se trataba de juzgar algo que me concernía era de todo menos objetiva. Era demasiado dura. Así que agradecía tener a mi lado a una persona como Alice, que sacaba lo mejor de mí. O, al menos, conseguía que yo misma me viera de una mejor manera.

– Creo que me lo quedo –dije, al fin.

– ¡Bien! Te queda muy bien. Niall va a estar encantado pero lo más importante es que tú lo estés.

– Gracias –sonreí, con auténtico agradecimiento.

– No se merecen –me devolvió una cálida sonrisa y juntó sus manos a la altura de su estómago–. ¿Miramos más ropa?

– ¡No, por favor! –Exclamé–. Llevándome todo lo que tengo pensado llevarme podría comer dos o tres semanas sin esfuerzo –reímos al mismo tiempo, mientras nos encaminábamos hacia los probadores de nuevo–. Vale por hoy.

– Vale por hoy –aceptó–. ¿Sabes cuál es tu único problema? No te ves a ti misma con claridad. Pero yo voy a conseguir que lo hagas.

Levantó el brazo en señal de fuerza y reí. No sabía exactamente cómo lo había hecho pero sí, lo había conseguido. Me sentía mucho mejor de lo que hubiera imaginado al salir de casa.

Domingo 9 de marzo de 2014

Alice

Había rechazado salir de la cama tantas veces como me lo había planteado. Estaba viviendo una auténtica lucha interna: mi conciencia y la valentía que, creía, seguía existiendo en mí, me obligaban a levantarme y a hacer frente a aquella situación. Pero mi cobardía vencía en aquel combate que se estaba produciendo y siempre acababa por retenerme. También había vencido la noche anterior, cuando había sido incapaz de confesarle a Perrie todo lo que estaba pasando.

– ¡Buenos días! –La puerta se abrió de golpe y una tímida luz inundó la habitación. A través de ella, pude ver la figura de mi prima–. Son las once de la mañana, ¿tengo que empezar a preocuparme por lo mucho que duermes últimamente?

Me cubrí el rostro cuando comprendí que la batalla interna había terminado. Ya sólo quedaba una opción.

– Estaba cansada –me defendí, cerrando los ojos de nuevo. Escuché sus pasos dirigirse hasta mí y, poco después, sentí cómo se hundía el colchón. Supuse que se había sentado a mi lado–. ¿Llevas mucho despierta?

– Una hora, más o menos. Me ha dado tiempo a prepararte el mejor desayuno que te hayan preparado en tu vida –reí con ella–. ¿Quieres probarlo?

More than this | Fan-fic de Louis TomlinsonWhere stories live. Discover now